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IA VI

lf.

1

3

9

de un pobre·moribundo

!

~

Será gran consüelo pasar·desde m\

magnífico Palacio

á

la sep·tltu,ra?

~

Desde una cama blanda,

ostentosa~

y reg·1bda á los Infitnnos? ¿Desde una

l~ume­

rosa Corte

á

las llamas eternas

r

<Será feliz el qne m:.1ere

poderoso , estimado , temido , amado de todo el mundo,

si se condena?

'

Beati qui in Domino moriuntur.

Este es el único seet·e–

to para ser feliz: esto solo vale mas que todos los teso-·

ros del universo, todas las prosperidades de la vida , ro-·

das las grandezas del mundo: esta es la única felicidad qne

hay

sobre la tierra : todas las demas son engaño, ibsion,

fantasmas, puras

ch'imeras. - Blena-venturados los que mueren

en el Señor

,

esto es, en s.u gracia, y arnistad: eso es mo–

rir

rico

,

poderoso , lleno de honor,

y

colmado de gloria, ·

Mas que toda la vida liaya sido taraceada de mil des–

graciados contratiempos; mas que este puñado de dbs .que

se han vivido, haya sido una perpetua cadena de il1fortL1-

nios , de desgracias, y de pesadumbres ; mas qL1e

los tra–

bajos hayan e cedido al numero de los dias ; todo parece

un sueño al que muere en

el

Señor. De nada de eso le

resta enrónces mas que ·una memoria

111uy

superficial: co–

nlienza para é en aquel momento una

felic~dad

llet1a

y

colmada: una alegría p-ura y eterna: está ya para ser como

inundado de una avenida de gustos y de comuelos , para

entrar en un país donde eternamente se gozan di1s de

calma , despejados' y sérenos ' que sucedan

a

aq•lcllos dias

borrascosos , y turbados , de que ya apénas le q·1eJa me–

nloria. Muérese en el Señor; pues se 1111.1ere

para vivir.

Esto sí que se llama hacer f9rtuna.

¿

Q~té

se ha hecho de

aq•JeUos Monarcas poderosos que hiciéron en el ·mundo

tanto ruido? ¿De aquellas pet·sonas tan señaladas por sns

bellas prendas de cuerpo, y alma

?

¿De aquellvs hombres .

grandes que ocuml.ron las primeras dignidades de la Iglesia,

I

,

,

(os primeros puestos del Estado?

¿

En qne p.1raron aque-

llos llamados dichosos, felices ,

y

afortunados en el mun–

do , si se condenaron

~

(Y

en qué paran todos aq•1ellos que

no mueren en el Señor ? ¿Q'Jántos de los que leerán estas

reflexiones 1nerecerán la misma tristÍsima suerte, por no

S

2

ha..