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EVO TO
s.
mira con ojos fa.nos . Los empleos, los diéb.dos, el na–
cimiento , !.is dignidades tienen en
sí
algun precio,
pero no le comunic:rn.
Et
verdadero merito fiempre
lu
de fer perfonal. El hombre mJs perfeél:o
es
el que
tiene menos faltas:
el
mas grande es el mas humilde,
porque
b
foberv-ia
y
el
orgullo
fiempre ac reditan
poco corazon
y
poco efpíritu, Baíl:a
h:i
ver pecado,
o
poder pecar, par:i. que vivamos fiempre humildes.
La vircud , la inocencia , el merito
y
la mifina fa. nti–
dad ofrecen gr:ii:des materiales
al
exercicio de efta
vir–
tud. Sean
n
1eftros diél:ámenes
y
nue!has máximas
en eae
p~mrn
h
regla por donde debemos juzg.u de
nueíl:ro verd.1dero mér ito.
Ningu no hay que no pueda
y
no deba humillarfe.
El
grande, conociendo fu nada ; el pequeño , amando
fu obfcuridad y ab:itimiemo.
O
Dios mio
!
y
qué
ama–
ble .fois
!
Si
hu vierais hecho dependiente de otra virtud
n ueíl:ra
fal
vacion, muchos quizá fe juzg:irian excluidos
de
vueího
Reyno; pero ninguno puede efcufarfe de fer
humi lde. Conúdera qué cofa t:in facil es fer uno fan–
to, quando el fer
h
milde le es t:in natural.
Y
pregun–
to :
nos es
muy
familí:ir
una
virru d que tenemos tan
a
mano ?
De
donde nace aquelb delicadeza , aquella fen–
{ibil idad tan ínqui
ta;
aquella falta de dul zura
can
or–
din:iria , aquella inmortificacion tan viva ?De
qué otro
princi pio proviene n clG todas nueíl:ras faltas ?
Buíca
un
(olo Sa.nto que no hay:i. Gdo humilde.
S:m
Pedro Nobú
o ,
Gendo de fam ili.l nobi.lifsima ,
fe
reputa por tan poca
éofa ,
que fe obliga con vaco
fo–
lemne
a
qued:ufe él miíino por cauti vo íiempre que
fuere necefario para librar
a
orros del cauriver io. Fue
fin duda
m_agná.uimJ.
cíl:a caridad; pero
fa
cimiento foe_
•;
.
el
Dia
XXXI.
•