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S'
Enero.
y
con
füs
exeniplos :
Difcite
á
me.
No
qlli(o , po1·
de–
cirlo aG, qlle tuviefemos
orro
Maefiro de la humildad
mas que
a
él
mifrno: ni . tlmpo'co podía haver qüien
,nos
la
enfefíá[e con modo mas efic:1z. La humildad es
fa
virrnd de Chriílo,
y
la de codos fus hijos verdade
4
ros . Es acafo cambien
b
nueílra ? No fe h:ibla ahora
de aquella humildad de entendimiento ,
y
de razon,
que con'fiík folo en conocer cada uno la pobreza
d~
fos talentos : eíle conocimiento le tienen todos los hom
4
bres c:lpaces ,
y
folamente los tontos pueden dej:ir
de
tenerle. Hablafe de la humi1dad chriftiana, que es
humildad de corazon. Eílo no folo abre los ojos
del
conocimiento proprio, no folo enfeíía el bajo concep–
to que cada quaf debe tener de sí mifmo , fino
que
fe
alegra de que los demás hagan rambien el h1ifmo
bajo concepto de noforros. Bien puede uno fer
humi–
fü1do fin fer hu milde : para fer humilde es meneíler
complacerfe en
l.\
humilbcion ;
y
efl:e
es
el fundamen–
to del edificio chriíl:iano. Eslo rambien del
nllefho~
Pofeemos eíl:a virmd , que riene
al
Cielo por herenci:i?
Entramos en el número de :iquella pequeiía grey que
no tiene por qué temer? Somos
a
la verdad pequeílLle–
los : pero fomos humildes
a
los ojos de Dios?
Con todo el corazon defeo ferio,
Ó
divino M·aef–
tro
mio,
y
es jufro que fig:t
a
lo menos vuefüo exem–
plo. Un Dios humilde es verd.iderameme
un
gran re–
medio
para
curar
mi
fob~rvia.
P U N T O
S
E GUN D
O.
C
Onftdera que no
hay
virrud m:is
a
mano
para
todo
genero de gentes que la humildad: ninguno
hay
que
I)~
fe encLJentre
a
sí
mifmo
bien
peque.úo)
fi
fe .
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