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16

EL CANTICO

PE

LOS

CANTICOS.

CAPITULO

II.

Prerogativas del Esposo

y

de la Esposa: el sumo grado de! amor di..

vino: la presencia de Dios;

y

los perseguidores de la Iglesia.

1

Ego

flos campi ,

et

li–

lium con ·

Ilium.

2

Sicut lilium

inter spinas,

iic

amica mea inter

:filias~

t

Comunmente se poheh estas pala–

bras en boca del Esposo :

Yo soy flor;

no de un jardin delicioso

y

cultivado por

mano de hombre ; sin o

de!

campo

que se

~bre

y

se dese'ubre a beneficio de! calor

de! Sol .y de la lluvia que viene de! Cie–

lo.

Yo

soy l

f!or de la raiz de

J~sse,

que

broto de una tierra virgen , a la que no

toc6

hi erro para abrirla. En estas palabras

se enci erra una propl1eda, de la manera

con que J esu Christo habia de ser conce–

b ido por obra

,el Espiritu Santo,

y

na–

cer de Marfa Santisima, sin tener Padre

sobre la tierra . Otros quieren que es Ia

Esp·osa la que habla ,

y

que estas paia–

bras forman una sola sentencia con lo

· 9ue acaba de decir:

Nuestro /echo jlori–

Wo ... Yo soy ftor def campo

J

lo que ex–

plica la mod es tia

y

sencillez de las almas

t:astas , que halJ an su descanso

y

delicias

en el retiro

y

en la soledad , apartadas

de! bullicio

y

ceremonia~

de Ios mun–

danos. El H ebr6o :

Yo rosa de la lla–

nura .

Algunos trasladan :

Yo rosa de Sa–

ran

'

interponiendo este ultimo nombre,

como propio de un Iugar o campo en–

tre Jope y Cesarea. Jos.

xn .

18.

y

1.

Paralip.

v.

16.

xxvTI.

29.

Pero

los

Lxx.

tra sladan

't"O tJ

7rEO£ov,

de la ll.::znura,

y

con for

me a

estos nuestra.

Y

u!gata.

"

La e&abra Hebrea

i]~lflllO

scho–

schannah

,

signiiica

.ftor de seis hoJas

i

y

asi no es facil de determinar qual sea, pues

puede convenir

a

muchas. En los

LXX .

es–

ti

indicad a la azucena o lirio

Kpivo.v;

y

lo

mismo en la Vulgata.

EstQ

conviene al

.E sposo. Los que quieren que estas sean

p alabras de la Es posa , las entienden de

es ta

manera :

Yo

soy

flor

d~l

campo;

y

· 1

Yo

soy flor del.campo

t,

y

lirio de los valles

2 • ·

2

Cor:rf<) lirio entre las espi–

nas

3,

a.si

mi amiga entre las hijas..

tu

de los valles.

El

lirio neceslta de

mua

cha humedad para criarse ; y como es ....

ta se mantiene mas en

lo~

lugares ba–

xos

y

hondos, por eso goza de mayor

frescura : es .mas o loroso y de

m~jor

pa–

reeer el de los valles, que

el

que se cria

en los montes. En la

azucena

primero

se descubre el blanqulsimo color de las ho–

jas: luego se observan en lo interior unas

florecitas de color de oro que en

si

en–

cierra. EI Verbo Eterno, habieodose en–

caroado

y

descendido a este valle,

foe

tenido primero por un hombre admira–

ble

;

pero despues se bizo conoce r por

verdadero Dios ; con las muest ras que

di9 de que lo era, por medio de su

d oll:rina;

y

de sos obras

y

milagros.

3

Los que entienden que las palabras

de! verso preced ente pe rtenecen al

Es–

poso ; ponen estas en boca del mismo

para corresponder

a

SU

Esposa :

Como

lirio entre las espinas

~

as{mi amada en•

tre las hij"as.

Y

es como si dixer

a :

La

diferencia que hay entre las espinas

y

el

lirio

en blancura,

· zanfa , fragran–

c;ia

y

hermosq,ra; esta misma hay entre

mi amada

y

las otras doncellas. Una fl.or

que nace entre las espinas, es tanto mas

amada

y

apreciada, quanto son mas abor–

recible~

las espinas entre quienes nace;

y

de la fealdad de las unas , viene a des–

Gubrirse ·mas la hermosura de las otras.

As!

que

si

las otras doncellas gui eren

compararse con mi Esposa , se hallara

que ella sola es la azucena ; porqu.e las

demas en so comparaci 011 pareceran es–

pinas. S. AGUSTIN aplica esto a

Ia

I gle–

sia , que es como

az ucena

I s

Ar.

v .

I.

en–

tre las espinas,

y

no azucena c ult ivada

y