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EL CANTICO
PE
LOS
CANTICOS.
CAPITULO
II.
Prerogativas del Esposo
y
de la Esposa: el sumo grado de! amor di..
vino: la presencia de Dios;
y
los perseguidores de la Iglesia.
1
Ego
flos campi ,
et
li–
lium con ·
Ilium.
2
Sicut lilium
inter spinas,
iic
amica mea inter
:filias~
t
Comunmente se poheh estas pala–
bras en boca del Esposo :
Yo soy flor;
no de un jardin delicioso
y
cultivado por
mano de hombre ; sin o
de!
campo
que se
~bre
y
se dese'ubre a beneficio de! calor
de! Sol .y de la lluvia que viene de! Cie–
lo.
Yo
soy l
f!or de la raiz de
J~sse,
que
broto de una tierra virgen , a la que no
toc6
hi erro para abrirla. En estas palabras
se enci erra una propl1eda, de la manera
con que J esu Christo habia de ser conce–
b ido por obra
,el Espiritu Santo,
y
na–
cer de Marfa Santisima, sin tener Padre
sobre la tierra . Otros quieren que es Ia
Esp·osa la que habla ,
y
que estas paia–
bras forman una sola sentencia con lo
· 9ue acaba de decir:
Nuestro /echo jlori–
Wo ... Yo soy ftor def campo
J
lo que ex–
plica la mod es tia
y
sencillez de las almas
t:astas , que halJ an su descanso
y
delicias
en el retiro
y
en la soledad , apartadas
de! bullicio
y
ceremonia~
de Ios mun–
danos. El H ebr6o :
Yo rosa de la lla–
nura .
Algunos trasladan :
Yo rosa de Sa–
ran
'
interponiendo este ultimo nombre,
como propio de un Iugar o campo en–
tre Jope y Cesarea. Jos.
xn .
18.
y
1.
Paralip.
v.
16.
xxvTI.
29.
Pero
los
Lxx.
tra sladan
't"O tJ
7rEO£ov,
de la ll.::znura,
y
con for
me a
estos nuestra.
Y
u!gata.
"
La e&abra Hebrea
i]~lflllO
scho–
schannah
,
signiiica
.ftor de seis hoJas
i
y
asi no es facil de determinar qual sea, pues
puede convenir
a
muchas. En los
LXX .
es–
ti
indicad a la azucena o lirio
Kpivo.v;
y
lo
mismo en la Vulgata.
EstQ
conviene al
.E sposo. Los que quieren que estas sean
p alabras de la Es posa , las entienden de
es ta
manera :
Yo
soy
flor
d~l
campo;
y
· 1
Yo
soy flor del.campo
t,
y
lirio de los valles
2 • ·
2
Cor:rf<) lirio entre las espi–
nas
3,
a.simi amiga entre las hijas..
tu
de los valles.
El
lirio neceslta de
mua
cha humedad para criarse ; y como es ....
ta se mantiene mas en
lo~
lugares ba–
xos
y
hondos, por eso goza de mayor
frescura : es .mas o loroso y de
m~jor
pa–
reeer el de los valles, que
el
que se cria
en los montes. En la
azucena
primero
se descubre el blanqulsimo color de las ho–
jas: luego se observan en lo interior unas
florecitas de color de oro que en
si
en–
cierra. EI Verbo Eterno, habieodose en–
caroado
y
descendido a este valle,
foe
tenido primero por un hombre admira–
ble
;
pero despues se bizo conoce r por
verdadero Dios ; con las muest ras que
di9 de que lo era, por medio de su
d oll:rina;
y
de sos obras
y
milagros.
3
Los que entienden que las palabras
de! verso preced ente pe rtenecen al
Es–
poso ; ponen estas en boca del mismo
para corresponder
a
SU
Esposa :
Como
lirio entre las espinas
~
as{mi amada en•
tre las hij"as.
Y
es como si dixer
a :
La
diferencia que hay entre las espinas
y
el
lirio
en blancura,
· zanfa , fragran–
c;ia
y
hermosq,ra; esta misma hay entre
mi amada
y
las otras doncellas. Una fl.or
que nace entre las espinas, es tanto mas
amada
y
apreciada, quanto son mas abor–
recible~
las espinas entre quienes nace;
y
de la fealdad de las unas , viene a des–
Gubrirse ·mas la hermosura de las otras.
As!
que
si
las otras doncellas gui eren
compararse con mi Esposa , se hallara
que ella sola es la azucena ; porqu.e las
demas en so comparaci 011 pareceran es–
pinas. S. AGUSTIN aplica esto a
Ia
I gle–
sia , que es como
az ucena
I s
Ar.
v .
I.
en–
tre las espinas,
y
no azucena c ult ivada
y