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sl'ipíer~n ~l
caso; pues
la
proforia de Fray Mariin moribundo;
lli
e11fcrmedad mortal del Religioso, la apariciun entre sueños
ascgutamlole en el la el Siervo <le Dios quedaba sano,
y
el recor–
dar entetamenfe lib1'e
de
tan peligroso mat, son circunst:mcius
~ue ,. P~rsu~den
la realidad del ,procjigio.
Despues de
algun~s
añbs sucedferon dos casos seme1antes
al
anterior,
'y
son los
s1-
~uientes.
.
.
.
•
Habiendo enfermado gravemente de fiebres en )a· cmdart
de Truj\llo, el
P.
Fray Jacinto de los Olivos, Dominicane, se
agravó tanto una noche, que temiendo no amanec:cr con 'vida,
ímpl<?r<?
1(1
auxili<> del Cielo.
Y
acordandose de la ardiente ca–
ridad ile Fray Martín con los enfet'mos cuando vivia, y de
110
que
socorría despues de muerto á los que le clamaban; le suplicó!
lo
auxiliase en su conflicto. Durmiose;
y
se le representó el Alta1·
mayor de la Iglesia, delante del cual oraba Fray Martili hinca- .
do de rodillas; que elevandose llste en el aire hasta igualarse con:
el sitio donde se c·oloca la custodia, continuaba su oracion
por
ún rato; que bajando •despues hasta el presbiterio, se le ncer.cl!–
J:ia y ilecia con mut:h'd dulzura:
"No
se afüja, Dios le dará
s~lud;'"
y
qu'e dichas estas palabras, habia desaparecido. Despertó lue·
go,
y
que'do sano:
·
·
Enfermó de muerte Fr. Frnncisco Cipriano de MediDa
tintes de ser <Íbispo; y habiend0le desahuciado los médicos, le
:Íconsejaron los •llléliginsos que ocurriese
á
la protecciO'n .de
Fh1y
Martín, y el
P.
M. F. Gaspar 8aldafü1 le dió un Rosario
9ue siempre hubia llevado éonsigo el Siervo de Dios. Colgos'!–
lo al cuello Fray Cipriano con mncha devocion
y
confianza;
y
l\allandose de noche m1iy molestado de un agudísimo rlolor, vol–
'llio la cara
ft
la pared, y vió con sus ojos corporales al Siervo <le
Íl ios
á
los pies de su cama, con las manos dentro de h.1s mangas
del Habito, como lo acostumbraba cuand<> estaba viv<>;y que mi–
i'añdnle se sonreia. Al verle el enfermo. cobró aliento
y
le di–
jo: "Fray Martin ¿donde esta su r:aridad? Embriagado con Dios
'.' en la otra vida, se olvida tanto de mi, y me dcj'a en esta sin
'.' amparo, sabiendo lo c¡ue padezco,
y
qne n" me dan mas tér–
" .mino de vida, que el dia de mañana?"
Fijó entonces Fray
l\fartin los ojos en el enfermo; y sr>nriendose otra vez, le hizo se–
ñas cirn la cabeza, de que no moriria de esa enfermédad. Oyen–
(lo habJ·ar al enfermo los Religiosos que le asistlan,
y
nó enten–
~iendo
lo que decía, porque no estaban innwdiatos
á
su
"ª!1'ª'
é:Pyeron qui". deliraba; pero se arnmbraron viendo 'que desp11es
áé
hal:\er dórmido con tranquilirlacl toda' la nM.l\e, habia amane-
1':ido mejor, y qtfe les mérl ico
¡.,
hallar."nfuel'a de peligro. • "
Como era notoria la estraordinaria virtud del Siervo de