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cntrclcncr tan solo honestamente
In
imagiuacion de sus lecto–
res con el relato de una vida asomurosa, ino cxcitur mas bien
su corazon ¡¡que la imiten, y presentarl es la · maneras. En una
palabra, él quiso rcgnlaruos cou uu libro de instruccion
y
de
gusto .
" Así es que, cuando se trnta de los estupendos milagros que la
mano del Seüor o5ró por medio de este héroe portentoso, prin–
cipalmente con relacion
á
los aninrnles, no solo se sujeta
á
re–
ferir aquellos que constan del proceso de su beatificacion; sino·
que previene prud entemente co n razones sacadas de la Escri-
1
ura y de los Sa ntos Padres, la injusta crítica de algu·nos que pu-
diera u negar su rea lidad.
·
Y
en efecto,
¿qué
embarazo liay para c¡ne Dios les conceda
grnciosamente
á
los j.ustos aqu el primiti vo gagc de la inocencia,
la dominaciou so bre Jos brutos?
Dominamini piSciúus nmris ele.
¿Qué, para que la caridad de sus siervos se ex tienda prodigio–
samente
á
favor aun de Jos seres irracionales, cuando Jesucris–
to mismo nos ha asegurado cu su Evaug-elio, que nuestro Padre
Celestial uo se dedigna al imentarlos?
Pater vesler Ccelcstis
pasr.it'
illa.
¿Quién es el hombre que quiere poner límites
á
In
omni–
potencia de un Dios, y ser esoudriüador de sus arca nos?
No so11
los ¡Jensa111ie11 los mi-os,
dice el Scl1or por Jsaias,
los pensamientos
vues~ros:
ni /os caminos mios caminos vuestros.
Dios
es
admirable eu
sus santos;
y
muchas acciones de estos que nos parecen al gunas
veces muy agcnas de un designio se nsato, segun Ja prudcucia de
Ja carne, son,
y
las verem os en el dla de sn pública retribucion,
como un os iuitujos
é
inspiraciones celestiales de su providencia
bienhechora.
A
cualquiera que lea en la Sagrada Escritura con ojos· pura–
mente hmnanos que:
toda víctima se sazone con sal; qiie no se
vis –
tan los Israelitas
cll11
tela de dos tramas;
ó como se
Ice
en Tobías,
que:
un
pe1Tillo amt11ció la vuelta de
rn
hijo
á
la casa·paterria, blan–
diéndoles la cola,
ó como en san Pablo
á
'fimoteo, que:
le lraiya
ib Slb
venida el capote que dejó en 'J'roas d(Jnde Carpo,
le parecerán
estas unas inepcias ó minucias impropias de la dignidad ele este
libro; pero ellas so n unas \"e1•dadcs
y
doctriuas subl imes para
los ojos del que c1-ee, segu n la exposicioR de la Iglesia .
...\. esta manera los estupendos prodigios o!Jrados por
el
bien–
aventurado fray Ma rtín co n varias especies de an imales; ya
resucitando
iÍ
uno, y-a curando
á
otros, ya sustentando
¡i
mu–
chos reunidos contra
su
antipatía natural; eran unos efluvios
de su cari?ad co11 la
que
glorific11ba al Sefior; y, por lo ta11 to, se
deben dcscuurir y propalar cutre los hombres, como lo' aconse–
jaba un arcú ngel:
opem
crnlrm
Dei revelare
et
confiteri
/wnoríficmn