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·

-37-

T-atura

y

eh las artes iniitacloras

cle

la naturaleza : la cuestion es deciclir sf los–

a-ntiguos tuvieron organizaciones sociales omparables

a

las nuestras, m ayor mora–

Iidad, mejores costumbres , superior porci0n de li}Jerlad civil

y

religiosa-en fin,

mayor suma de felicidad pul>lica

e

individual. Acusenme en buen a hora de para-'

~ojista:

en cuanto

ailli

la

cuestion est.a resuelta de todos mcdos

a.·

favor de loll'

tiempos presentes- t ristes

y

calamitosos como son si n duda. Ha siclo siempre una

mania general ensalzar los tiempos pasados

a

expensas de l os actual es. Dejando

aparte lo que sobre l a d egeneracion humana dice

la

Il iblia,. pued e asegurarse

que

desde Romero basta n.uestt'Os dias, apenas bai escritor que no se lamente del pro–

greso de los vicios ,

y

de la siempre creciente fiaqueza de l os mortales. Todos

tienenen la memoria los clasicos lamentos de Horacio 6 de Juvenal, entre tantos

()tros . ("') Pero yo creo que, con la historia en la m ano, seria focilisirno pro–

bar que, en general, nuestra epoca con todos sus males, es super ior

i

cualquie–

ra otra que se sefiale en el periodo conocido de

la

existencia de las sociedades.

No me es posibl e hacer mencion especial de todas fas republiquillas

1

que

nos presentan l as m ismas icisitudes d cl r eg imen arbitra rio d e un ti rnno pasage–

ro, de conspiraciones tramadas para sacudi r su yugo, de d es ti erros 6 expatria–

t:iones de los vencidos,

y

d e r egr eso de los proscriptos, siempre sei'ial d e nue–

vos sacudimientos. Pasand o p or alto, aun

la

d e T ebas, cuya e !imera gl oria dn–

r6 tan sol am ente cuanto dur6 la

i tenc ia de un grande h ombre; considerare

p ar un momento

a

l a famosa E sparta--despues d e haber inclina<lo respetuosa–

ni

llte

la

fr

Ute al r ecordar la memoria preciosa

e

impereced era d e l os mar–

tire que nt.regar

n

sus vidas

n

el cl esfil aclero augusto de las Termopi l as. --Pero

no se ·ija <le mi que admire

ni

cotl i ie un r egim en morni tico triste, mon6to–

no, orgulloso, inso iabl e, que tendia

i

l a n ecia pr tension de sofocar l o s sen–

timi ento mas dulces

y

p od erosos d el corazon · que invadia l os goces

y

los se–

cret s del h ogar d om esti co

~

hasta los sagrados misterios d el l echo n u pci a l;

que daba a l iento, bajo

I

r etesto frivolo , a l hurto

i

las ind ecencias, a l adul –

tel'io mismo ; que p erseguia co n f1·ia atrocidad , en p oblndo

y

m a3 en la fio–

J'esta,

a

los miserables helotas, h aciend olos cazar por la juventud como

si fuesen

*)

A

tas pnrentum , pejor a

ts, tu

lit

as n quior

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m o x claturos

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at.que

pusillos.