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EL
HOMBRE
bien ordenados ; asi las deberémos
dexar al desprecio, solo con asegu·
rar
110
se puede hacer sobre ellas la
filas
leve reflexion, sin hallar, que
•
I
"
sus consequenclas arrastren tras
SI
a
la ruina todo el orden Chrisriano
y
y
Politico. Debajo de cuyos supues–
tos nos podrétuos poner delante de
los o;os, que .si
á
el cUlnplüniento
de estas obligacipnes deberélnos pos–
poner la vida, quánto lnas justo
será, que ninguna consideracÍon de
lo poco duradera que ésta es , pueda
apartarnos en ella de nada que de–
bieranlos hacer, quando huviese de
durar eternan1ente
?
Los sabios
el
i–
nos, y Jap9nes (dicese) entierran la
materia, de que han de fonnar su in–
Ül1itable Porcelana, cien años antes
que haya de poderse labrar, siendo
necesario todo este tienlpo para di -
ponerla
á
su fin. Mucho
l1laS
ase u–
ran pasarse antes que dén fruto los
plan-