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'EL
HOMBR!
no contentarse
en
ninguna
obra, si
110
la hallamos cabal,
y
perfeéta en
todas sus partes,
eche á
los
hom–
bres en el inconveniente de quedar
irresolutos ,
y
perplexos
en
t~das:
sus cosas.
Y
como para ofrecerse
•
_
.
I
.
vanas razones en pro,
y
en contra
de lo que helnos de obrar, sea
nc...
~e'saria
la viva ünaginacion ; de
aqll~
nac~ "
.qu~
ordinariamente se
llamen
entendidos
á
los irresolutos: siendo '
asi, que el serlo procede,
110
de en...
tendimiento perfeéto;
el
qual,
indU*
,iendonos sielnpre
á
la
accion,
y
(:onclusion de las cosas, nos
deter~
lnina,
y
hace tOlnar el partido
,de
la
que lnenos inconvenientes tenga;
sino de telnperalnenro,
y
gehio
me~
lancolico,
y
superficialtnenre
inte~
ligente,
de donde procede
la
sus~
pension ,
y
perplexidad
del
anin1o.
y
porque el .
extrel'UO opuesto
d~
obrar
. i.ncQnsiderada~ente .,~,
no solo,
(
.
ten~