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llospitai!dafl
á
olediaS. '
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IJabía pasado ínás de
una
hó:ra cuando -sin·
ti6 ruido de
pasos...
Un lhombre' subía la esca..
le~'~.
Daniel ie reco'noció ,al
instante~
. '
, c.¡Oaifásl-gritó levantándose,.
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-~l'. Mort~ñ"
dijo Mfindideo con 'asombro.
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V~vísimo
go'zo se pintaba en ,' el '
semb~ante
del forastero.
TOlnó
,á
Caifás aerbr.azo
y
le dijo
con acento conmovidQ: «Tú también me cono·
,..
~
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.?'
.,
ces; pero
tú
no
~e
rechazas.
,
,
. -Pa,rece que no ha podido usted encontrar
alojamiento.
-y
tú me ofreces el tuyo. ¡Cuánto' me al&-'
gro de
~nco'ntrarte,
José! Eres una aparición
divina. Me hielo de frío. Tengo mi equipaje en
el Ayuntarp.iento,
y
no
qui~ren dárme~o
hasta
mafíana. Mi criado está preso'.
.
¡
-Ya
lo sé...
¡Que
un caballero tan ,poderoso
pase la noche en la calle...
t
-¿En dónde está tu
c~sa?
- Aquí , muy cerca-repuso Caifás, ,demo
se
trando el diligente afán que nace de la ver..