,
.
,
. ,
GLORIA
105
vamos,
.tlO
sé
10
que
me
pasa.~.
No
lo
puedo
,
rel'nediar. ,Cuando' suge la -1nuel'te del ·Sr.
Don
Jl1nn ~y
que usted
er;.~.
. '
'
-Yo
soy judío,
-afirmó .
Moí·to~
grave- .·
menté•
.
--Sí~afíadió
Caifás
sor~ozando,-y
su di–
nero de usted,
Sr. .
D.
Daniel, me qllema las
l~ul1ios
... ELconfesor IDe dijo que
devolvi~ra
ese
dinero, aunque para ganarlo tuviera-,que
\' cslar barriendo
la~
calles con
mi
lengua, ó
u
.
ca
rga.ndo . piedras C.olDO ·un asno,
ó"
tira~do
del arado ' como. un buey. Felizmente puedo
devolver lo que n,o debí tomar,
no...
,-
.
,~Calla, . ~alla
..•-dijo Morton, oprimi.érl–
dole con airada,
vio~6'ncia
un brazo, pálido de
ira;-calla, idiota.;. estás hablándo como una
.bestia...
¿Qu'é
dices .de
m!? ..
¿Pór qué.juzgas -, '
mi almá? ¿Quién eres
tú,
rpiseráble gusano,
para condenar
á
eterno abandono
á
otro hom-
bre, hechura de Dios como
tu;
quién eres
p~ra
fallar contra
'mí,
contra mí, <que te
he
favore–
cido?' ¿Sabes que la conciencia hace
al
'hom–
.bre,
y
la ingratitud, la negra ingratitud,
es
la
única conciencfa de los malos?
-¡Ohl Yo no soy /desagradecido, no sefior,
¡eso nol-gritó Csifás con verdadera angustia. ·
-¡Si
pudiera usted leer en mi concienciaL. •
No sé
lQ
que me pasa. Yo le .he adorado
á
us-
1
/
-'