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C

ONOCIENDO LA

B

IBLIOTECA

:

ESTRATEGIAS PARA APRENDER A ORGANIZARLA

14

1.2.1 Bibliotecas monacales

En el largo período de más de diez siglos que transcurren entre la caída del

Imperio Romano de Occidente y la adopción de la imprenta, en el siglo

XV, se desarrollaron las llamadas bibliotecas monásticas (primeras bibliotecas

parroquiales), pero estas se encontraban exclusivamente al servicio de la

Iglesia y alumnos privilegiados. Las primeras bibliotecas de los monasterios

fueron pequeñas, los libros se ordenaban por materias o por clases: religiosos

o profanos, griegos o latinos, etcétera.

1.2.2 Las bibliotecas y la difusión del cristianismo

A pesar de las persecuciones, los escritos pertenecientes a la nueva religión

fueron reunidos por crear bibliotecas en diferentes ciudades (Alejandría,

Cesárea, Jerusalén, Cartago y Sevilla), a esto se suma que las congregaciones

monásticas de Oriente se extendieron en Italia y Francia, lugares donde los

monjes tuvieron la tarea de reproducir manuscritos para el uso de sus

funcionarios, dando paso a la formación de bibliotecas notables. En el 330

d.C. el emperador Constantino estableció, en el palacio de Bizancio, una

biblioteca con gran número de textos cristianos importantes, la cual continuó

dando servicio hasta la toma de Constantinopla por los turcos, en 1453.

1.2.3 Bibliotecas de catedrales

En distintas ciudades de Europa se fundaron bibliotecas en las iglesias

principales por iniciativa de los obispos.

1.2.4 Bibliotecas de los padres de la Iglesia

San Jerónimo (331?-420) fue doctor, gran bibliófilo y coleccionista de libros

y manuscritos, así como traductor de la Biblia. San Benito (480-543),

fundador de la orden benedictina, en su

Regla

, a propósito del gobierno de

la comunidad, menciona los códices de la biblioteca y recomienda a los

monjes que se ocupen de la lectura de las obras sagradas.

En la EdadMedia, los libros eran códices de pergamino, material que, si bien

se generalizó desde el siglo III de nuestra era, tardó alrededor de dos siglos en

reemplazar al papiro. Este hecho provocó cambios en la estructura interna de

la biblioteca, de esta forma un solo códice podía contener el texto de una serie

de rollos de papiro, porque en él se podía escribir en ambos lados de la hoja.

Las bibliotecas de la Edad Media se diferencian de las de la antigüedad por

la pobreza de sus colecciones, cuyos catálogos registran como máximo unos

pocos centenares de libros, de ahí que muchas comunidades religiosas

prohibieran el préstamo de los mismos. Los catálogos estaban a cargo del

librarius

(bibliotecario), el cual clasificaba e inventariaba los libros.