13
C
ONOCIENDO LA
B
IBLIOTECA
:
ESTRATEGIAS PARA APRENDER A ORGANIZARLA
numerosas que Séneca se manifestó en contra de su existencia porque no
servían para el aprendizaje sino solo para ser exhibidas.
Por primera vez en Roma, la demanda estimulaba la producción de libros,
que eran recopilados por esclavos y vendidos en librerías ubicadas en las
calles más comerciales, lugar de encuentro para los eruditos. En tiempos de
Julio César era evidente la influencia de la cultura griega a través de
Alejandría y Pérgamo, él fundó en Roma bibliotecas griegas y latinas, las
que puso a disposición del público y fueron gestionadas por Marcus Terentius
Varro, notable erudito. El asesinato de César interrumpió este desarrollo,
pero más adelante se continuó en el reinado de Augusto.
La primera biblioteca pública romana fue fundada en 39 a.C. por Asinio
Polión en el Aventino, donde se hallaba el
Atrium Libertatis
. A esto habría
que sumar otras dos: «Julio César estableció en Roma dos bibliotecas de
libre acceso, una en el Pórtico de Octavia y la otra en Palatino, que duró
hasta la época de Constantino».
4
En la época romana se produce también la sustitución del rollo por el códice
como medio preferente de lectura y escritura, lo cual facilitó el acceso a los
contenidos, al tiempo que mejoró las posibilidades de conservación de los
trabajos al permitir la encuadernación del pergamino en forma de libro. Si
bien este medio ya había sido utilizado por los griegos y cristianos en el siglo
II, su implantación no se generalizaría hasta el siglo IV.
1.2 Edad Media
Debido a la invasión de los bárbaros, las ciencias y las letras se refugiarán en los
monasterios y catedrales, los cuales se convertirán en los únicos centros del saber de
la época; estos son los lugares a donde debe acudirse para buscar bibliotecas en la
Europa occidental hasta finales de la Edad Media. En los documentos de los siglos
IX, X y XI se habla con frecuencia de colecciones de libros que los obispos dejaban
en testamento a las bibliotecas de iglesias y monasterios, incluso los monjes
desplegaban una solicitud para conservarlas y enriquecerlas. En el siglo XII,
comenzaron a tener importancia las bibliotecas que se encontraban en los palacios
de reyes y magnates, que siguieron en auge de siglo en siglo. Dentro de las más
célebres destaca la de Alfonso X de Castilla, y la de Jaime II y sus sucesores en
Aragón; brilla sobre todo la de Matías Corvino, en Hungría del siglo XV, sin
mencionar a las episcopales y las pontificias.
_______________
4
ABBADI, M. El (1994).
La antigua biblioteca de Alejandría: vida y destino
. Madrid: Asociación de Amigos de la
Biblioteca de Alejandría.