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Te manda el cielo que el laurel del Pindo
Trasplantes a los climas de occidente,
Do
creCB
el
ananás i
el tumarindo;
Do
en nieves r ebozado, a1za la fre.nte
El
jayan de
fos
Andes
i
la vía
Abre
ya
a nuevos hados, nueva jente.
¡Feliz! oh musa! el
qw~
miraste
pía
Cuando a la nueva. luz, recien nacido,
Los
tiernezuelos párpadc-s
abría!
No ciega nunca al pecho embebecido
En la
vision de
Ja iC.eal
belleza
De
insensatas contiendas
el rüido.
El nifío amor la lirn le adereza,
I
díctanle cantares inocentes
~
Virtud,
humanidad, rnüuraleza.
Oye
el \ano bullicio cTe esa j ente
Desventurada, a quion
fa
paz
irrita, ·
I
se
aduerme
al susnrro de la
fuente.
O por mejor decir, un mundo habita
Suyo,
donde mas bello el suelo
i
rico
La
edad
feliz del oro r esucita.
Donde no se conoce esteva o pico,
I vive mansa jente en leda holgura,
Vistiendo aun
P-1 pastoral pellic.o
!
Ni halló jamás cabida la J?Brjnra
Fé,
la
codicia o ambicion li viana,
Que nacida al imperio se
figura:
Ni a la plebe deslumbra insulsa
i
vane,
De
la estranjera seda el
atavío
~que
talvez el crimen se engalana;
Ni se obedece intruso poderío,
Qne ora promulga leyes
i
ora anula,
Siendo la lei suprema sn al'oodrío;
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