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·J

-81~

Te manda el cielo que el laurel del Pindo

Trasplantes a los climas de occidente,

Do

creCB

el

ananás i

el tumarindo;

Do

en nieves r ebozado, a1za la fre.nte

El

jayan de

fos

Andes

i

la vía

Abre

ya

a nuevos hados, nueva jente.

¡Feliz! oh musa! el

qw~

miraste

pía

Cuando a la nueva. luz, recien nacido,

Los

tiernezuelos párpadc-s

abría!

No ciega nunca al pecho embebecido

En la

vision de

Ja iC.eal

belleza

De

insensatas contiendas

el rüido.

El nifío amor la lirn le adereza,

I

díctanle cantares inocentes

~

Virtud,

humanidad, rnüuraleza.

Oye

el \ano bullicio cTe esa j ente

Desventurada, a quion

fa

paz

irrita, ·

I

se

aduerme

al susnrro de la

fuente.

O por mejor decir, un mundo habita

Suyo,

donde mas bello el suelo

i

rico

La

edad

feliz del oro r esucita.

Donde no se conoce esteva o pico,

I vive mansa jente en leda holgura,

Vistiendo aun

P-1 pastoral pellic.o

!

Ni halló jamás cabida la J?Brjnra

Fé,

la

codicia o ambicion li viana,

Que nacida al imperio se

figura:

Ni a la plebe deslumbra insulsa

i

vane,

De

la estranjera seda el

atavío

~que

talvez el crimen se engalana;

Ni se obedece intruso poderío,

Qne ora promulga leyes

i

ora anula,

Siendo la lei suprema sn al'oodrío;

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