Seres hai en este suelo
Enigmas ¡ai ! de amargura,
Ni el cielo les da ventura,
Ni el mnndo les da consuelo.
Van por ignotos caminos
Peregrinos,
Solí tarios i sin nombres,
Ni les conocen los hombres,
Ni comprenden sus destinos.
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Yo los misterios venero
Qne
comprender no consigo
J
a vos ¡oh Vírjen! os digo, ·
«Madre, yo ruego i espero.})
Se
dice que
e]
Señor vierte
En
el fuerte
La amargura de su ira
I
con blandos ojos mira
Al indefenso
e
inerte.
¿Qué quiere hacer ¡oh Maria!
¡
Ai! no soi soberbia encina
Firme del cierzo a la saña,
Sino humilde i fdjil caña
Que al menor soplo se inclina.
Pase por el mundo ciego
De
estas almas e]
E
temo?
;, Es
<lel cielo o del infierno
La
mi ·ion que les confia?
¿
Pnra
qué fueron ln.nzndos
¡Desgraciados!
Al bello mundo e tos seres,
Entr ri .
n,3
i
placeres
A padecer dc::itiuados?
Con sosiego
Mi
solitaria existencia,
I de
Jehová la clemencia
A.lcance mi ardiente ruego.
Del <Írbol de mi esperanza
Secas las flor es cayeron,
I
cnal humo leve huyeron ,
Mis sueños de bienandanza:
Despojados de ilusiones
Corazones
No ambicionan alegría
Solo os piden, virjen pia,
Paz, suspiros i oraciones.
JERTRUDIS ÜOMEZ DE AVELLANEDA.