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II.
¡Oh eajista! qué chasco
No sufrirá quien crea que tú
i1o
eres
.El
sor mas enibustero de los seres!
El
que tal no te crea, ese
h;i,rá
fiasco,
I
se arrepentirá de su confianza,
Si acaso, incauto, intenta
Ponerla
allí
en los burros de una imprenta:
Que dejes de mentir no hai esperanza.
III.
¡Si!
no me acortlar;é yo de aquel dia
(Maldito cuarto de ho1:a) en
que
tentado
Por el diablo, di a luz enamorado,
U
na cancion que
a
Laura dirijía!
Al principio r ecuerdo que decia:
-0:Cuando de vuestra frente
Los rizos bajan
a
la blanca nieve
Del cuello airoso,
elcetera, etce!éra.)>
Mas el cajista en vez de esta manern,
Cambiando letras puso:
«De vuestra frente el ruso
BaJa a la blanca nieve» ...
(Badulaque!
I
que no haya algun jefe que lo atraque ·
I
vengue al escrito':, al literato,
Cual conviene a tamaño desacato!)
,IV.
Mas adelante alab0 sus a:cabellos»
Pero
él
me hace alabarle sus
caballos;
I
poniendo dislates
a
destajo,
Me ·hace decir un poco mas abajo
Que me enamoran sus rizados
callos;
Que
sus
grasas
me_ tienen derretido,
I
que suspiro por su
dulce lodo;
I
allí
donde la invoco i digo:
a:¡Oh diosa!:)
Me
h~.ce
llamarla
odiosa!
·
Pero esto no fué todo
Porque en vez de concluirla de este modo:
<Ya qne no puedo daros
Ni palacios ni flores
)