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L
as
empresas
-
país y
la gran
T
ransformación
nómica. Puesto en términos modernos quiere decir que, el 100%
de las utilidades de las empresas,
resultado neto
de la actividad
económica, se orienta, única y exclusivamente, al propietario de
la empresa o a sus accionistas. De esta forma, la casi totalidad del
esfuerzo de un pueblo se concentra en poquísimas manos (menos
del 1% de la población total).
Pero el malestar es mucho más grave aún. Dado que vivimos una
economía-mundo, la Repartición Individualista ha generado un
mecanismo de succión ascendente del valor agregado (utilidades +
salarios) a nivel local, nacional, regional y mundial, que lo llamo
Configuración Mundial
. De una manera resumida diríamos que,
este mecanismo facilita que casi todo el esfuerzo de los pueblos del
mundo sea acaparado por los accionistas de las grandes empresas
multinacionales.
Según Vincenç Navarro, en su libro
Hay alternativas. Propuestas
para crear empleo y bienestar social en España
(2011), nos dice
que “el 0,16 por ciento de la población mundial se apropia ya del
equivalente al 66 por ciento de los ingresos mundiales anuales.”
Esto explica por qué millones de empresarios, a lo largo y ancho
del mundo, a pesar del gran esfuerzo desplegado, no “sacan ni para
el té” (mayormente los microempresarios y la economía informal).
La situación es indudablemente peor para los trabajadores, los des-
empleados, y sus familias.
Los efectos perversos de estos dos mecanismos (Repartición Indi-
vidualista y Configuración Mundial) se traduce en pobreza, des-
ocupación, marginación, desnutrición, analfabetismo, depredación
de recursos naturales…; países desarrollados, subdesarrollados;
millonarios del Tercer Mundo y millonarios del Primer Mundo.
¿Cómo resolver estos grandes males de sociedad?
Lo primero que debemos tomar en consideración es que, desde
hace más o menos seis siglos se ha impuesto una forma de trabajar