DE SAN AGUSTIN.
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y
se hizo enemiga de la verdad ;
y
para castigo suyo, como merecia, fue
sujetada no seg:un su voluntad
á
la
vanidad. Dice aún el Apostol despues
de
otras cosas:
mas no absolutamen-
(
te, sino que nosotros que tenemos las
primicias del espíritu;
esto es , que
aunque no segun todo lo que somos,
sino por la parte _que somos mejores
que las
bestias , estamos sujetos,
no
á
la vanidad , sino
á
Dios ,
á
saber
es, por fas primicias del espíritu;
y
gemirnos en nosotros mismos ·' esperan–
do la
adopcion, la redencion
de nues–
tro cuerpo
,
pues habemos sido hechos
salvos en esperanza,
y
de
lo
que
se
ve no hay esperanza
,
porque quién
espera
l~
que
vé~
Así puesto que es-
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