ende·,
y
otros., que sobre ser mil v-C.:.
ces inas significativos
y
elegantes que
los que substituyeron,
dab~n
.cierta ma–
gestad
y
pulidez
á
la
conve~sacion.
.
·
· Estas
y
otras muchas causas
.que
omito ha tenido la decadencia de la
Len-·
gua Castellana hasta el principio de este
siglo. El Reynado de Phelipe V. hubiera
restablecido las cosas
á
'su prii11er
lustre~
si
el
daño no hubiera echado tan altas
raíces, y si otra nueva casta de corrom.:.
pedores no
se
hubiera opuesto
á
las
ideas de aquel Monarca. Hablo de
los
Tradullores : Esta plaga se nos hizo
principalmente necesaria para el
conier~
c~o
de
la
literatura Francesa. Hasta la
venida de Phelipe V. eran i:nuy pocos los
Españo!es q1:1e supiesen el Frances.
Mu–
chos de nuestros sábios le miraban con
desprecio ; otros como inútil ;
y
algu•
nos con odio. Relle'nos de su
Aristó–
teles ,
y
pomposos con las borlas de Sa–
lamanca
y
Alcalá , no creían que
en
el mundo ·hubiese mas
que
saber , ni
que
·