·Discurso
II~
"siglos· al nacimiento del mundo preparo to–
" dos los resortes propios al movimiento de es–
~'
te gran todo ,
y
que en el tiempo de su be–
" neplacito les ha dado curso.
El
vulgo igno–
" ra el general movimiento ,
y
la
armoniosa uni–
" versalidad de este todo , contentandose con
"la inspeccion del Sol visible, y de la Luna;
"que solo gobiernan
una
parte del grande
Uni–
" verso (
1 ),'.
§.
VII.
7 3 No faltan entre nuestros modernos
quienes contra tantos testimonfos de la anti-.
gtiedad pretendan hacer de Mithras un famo–
so cazador , que en los primeros siglos del
mundo
post-diluviano,
hallandose
la
tierra
po·
blada de grandes bosques ,
y
bestias
feroces,
haya hecho grandes beneficios
a
la humani–
dad persiguiendolas' en fuerza de cuyo meri–
to despues de
SU
muerte le hayan los hombres
en testirnonio de su gratitud colocado en el
mas ludente astro , que
ya
venernban como
Corte de espfritus benemfritos para rendirle alH
perpetuo culto. Lo propio discurren de Oro–
mazo, y Arimano, dos deidades, benefica una,
y
(1)
Dion. Chrysostom.
dimm.
36. ·
•'