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de que acabamos de tratar ;
y
asi
todo el ministerio de Jesu-Christo se
endereza
á
Ja vida eterna; porque
todas las promesas temporales se
desvanecieron,
y
la verdadera tier–
ra que mana leche ,
y
miel, prome-–
tida por
J
esu-Christo á sus amigos,
Heb.xi.1
o.
es la permanente Ciudad,
que les
ha
x
111 •
14 •
edificado en el Cielo, para vivir
·
alli eternamente.
Solo faltaba explicar en qué con-–
siste esta vida eterna ,
y
eso es
lo
que hace en.
el~.
3.
que arriba vá
referido.
El
principio de la vida eterna
consiste en conocer por la fé ;
y
el
fin ,
ó
consumacion de dicha vida
es ver cara á cara,
y
ádescubierto,
y
ambas nos dá
J
esu-Christo ; por–
que es el principio
de
una ,
y
otra
en
todos los miembros que aníma.
No se halla
la
vida eterna eo
los sentidos, porque están demasia–
do
a
pegados al cuerpo ,
y
á
la
par–
te material ,
y
perecedera,
y
lo tie–
nen las bestias como nosotros,
y
aun
mas