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-, cia de pán , para sustentar
nuestra
alma : que siendo distribuído
á
mu–
chos' queda siempre'
y
perfetl:a–
mente el mismo, no sufriendo nin–
guna division en la substancia; de-
be ser uno con todos
los
miembros,.
· · ·
como lo debe ser con Jesu-Chri~-:-
to.
Y
vé ahí lo que causa en noso,.
tros el sagrado Pan de la Eucharis--
tía.
Todo aquel , pues, que lo reci-
be manteniendo en el corazon o~io
contra su progimo , hace violen-
·cia
al
Cuerpo del Salvador , por
-haver venido este
á
hacer de todos
nosotros un mismo cuerpo ,
y
que
· no haya entre nosotros division, ni
rencillas.
i'
Pero qué sucederá á los que
quedan contrapuntados , no obs~
tante que el Cuerpo de Jesu-Chris–
to
viene
á
unirnos entre sí
?
Este
Divino Cuerpo no puede dejar de
causar su efeélo :
y
asi ,
á
los que
no
quieren reconciliarse , los des–
·truye , los despedaza .,
y
los divi–
-de : su
propia conciencia los con-
de-
'
'
'>
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