rr
rl~
su ~mor
!
quando no
nos ·dejamos
poseer de él! quando resistimos
·á
Ja
fuerza con que nos atrahe
!
Si le
11egamos el corazon, quando no so–
lamente nos lo pide, sino quando
hace , digamoslo asi , tan gran–
des esfuerzos para unirse con él;
entonces es como un esposo des–
preciado ' que se irrita contra su.
esposa insensible , contra quien no
gueda mas remedio , que la conde–
nacion ,
y
la muerte. ¡
Ay
de mí
!
¡
Ay
de mí! Todo lo hemos perdi–
do: Con la misma fuerza con ·que
antes nos atrahía , nos despide ,
y
destruye.
,
DIA XLVII.
'La
perseverancia, efe/Jlo de laCo-
munion.
J
oann.
vt.
57.
E
L
que come mi carne
,
J'
hebe.–
mi sangre
,
queda
en
mí, y
ro
en
él.
El
gran dón. _, tras que
sus-