38
· Quando
decimos
nuestro5
,
ha-
1
blamos de aquel corto
numero
de
al
rnas , que deben
estár
asi
uni·
das
á
Jesu'-Christo , Dios ,
y
Horn~
bre verdadero,
y
por Jesu-Chris
to
á
Dios Padre ,
y
entre
ellos
en
el Padre ,
y
el Hijo por la
cari
dad,
que el
Espiritu Santo difunde
en
nuestros corazones :
y
esta
almas forman
aquel
todo,
que
el
Padre ha
dado a\
Hijo por su eter..
na ,
y
inisericordiosa
eleccion ;
el
Hijo atrae a
sí,
por
la
virtud
1
de
su
Cruz , .sin
que
ninguna
de ellas
perezca ;
porque
la omnipotente
mano , que las ha
dado
las sostie.,.
ne '
e
impide que puedan
pere-
er.
Para
juntar
de todos los
rinco~
nes de la tierra,
y
de
todas
las na
ciones,
que
la
componen ,
todas
las
partes de
este
bienaventurado
Todo,
establecio
J
esu- Christo su
Igle ia ,
como
la
unica
Arca;
adonde
deben
eEtrar ,
y
refugiar.;
.e quantos quieran
salvarse
de~
.
;,
di·