g~
queza ,
é
inconstancia. En ella ,
y
on ella se aprende
a
morar en Je–
su-Christo,
y
se
recibe
la
fuerza,
y
el vigor
de
residir ,
y
de
babi--·
tar con
.el.
La Encharistia causa
la
gra–
cia particular de la
perseverancia:
y
esta
es aquel gran
_don
de Dios,
inseparable de la predestinacion
eterna : por la
qual
s
1spiran
los
Christiaoos ; que nos asegura la
corona ; nos
uoe '
e
incorpora
a
Je~u-Christo
, para
hacernos
erer~
amenc_e uno
con
el,
sin
poder
ser
eparados
de
él.
Este
gran
don se
~lcanza
con la
digna ,
y
f
requen
t
part .cipaeioo
del Cuerpo de Je·
urChristo. El mi mo
es
quien
no
lo
asegura.
El que
come
mi
Cur~
ne
'Vive en
mi,
y
To en
el.
Realmen e la Eucharistia
~s
el
inculo , qne une los hijos
de
Dios
con Jesu-Christo : porgue
·
comiendo ellos su
Carne,
reci–
bien o su
Espiritu
vi
vificaote ,
que
os
ha
e o
ros
et
n~ úrno
,
que
haca
e~
que