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'444

.

. festines.

Estaremos

éntonces

Cómo

los

Angeles,

sin

ningLina

enferme–

dad de los sentidos ,

y

sin necesi–

dad de satisfacerlos.

r

Dfos

serd

todo en todos

:

no tendremos nece–

sidad de otra

cosa

mas que de solo

Dios~

Empecemos

a

hacer

en esta vi-–

da lo que

hemos de hacer

por

toda

la eternidad.

Empece1nos á

apar–

tarnos

de los

sentidos,

y

á vivír

se·

gun esta

parte

immortal ,

y

divina,

que

hay

en noso_._

que vivimos en el ce

i

ato, que,..

riendo desde

ahora

imitará los An–

geles ,

seamos

tan puros

como

ellos.

No

vivamos sino para Dios:

como lo ordena

San

Pablo.

Porque

·

el hombre que

tiene muger,

y

la mu-

1.

Cor.v

1

r.

.

.d

.

L

ger que t·zene

marz

o

tiene e corazon

32.

33. 43.

. .

.d .d

Et

,

l

.

dzvt

t

o.

que esta so o ·no piensa

.

sino en

Dios.

Aun los que estan

ca–

sados ,

y

tienen una vida

regular,

están obligados

á

renunciar

a

los

placeres

sensuales ' porque

a

todos

dirige el Aposto! aquellas

palabras:

· ·

~

Her·

/