39-r
uien~s
, por sl ,
y
por
sns
Aposto"'
les advirtio
de que
ya
era la
hora.
del
festín ; que viniesen al
punto,,
o que si no, llamaria
á
otros. Esto·
hablaba con
los Judíos:
pero tam..i
bien habla ahora con nosotros.
Somos los aétuales combidados,
y
debemos aprender '
que
es
lo que
a.
lo hombres estorva la asistencia
éf
este festín
Celestial.
·
La causa mas
general
es la
ocu–
pacion ,
ó ,
por
mejor decir, el en–
éadenamiento
de los
negocios
del'
mundo.
No cuento
los asuntos
ex–
traordinarios , que sobrevienen
en
la
vida.
La
serie ,
el
orden ,
y
él tren
cornun
de los negocios ocu–
pan '
y
encantan
a
los hombres
de
manera , que
no tienen tiempo para
pensar
~n
su vocaéion , ni para
oír
a
Jesu-Christo, que los llama
1
a
su festín.
TodO's menospreciaban su
palabra
:
e/ uno
Se
iba
tl
JU
oficio:
el
otro
a
su
ocupacion
'
y
ninguno le o!a.
Algunos
cogieron
a
sus criados,
y
des•
pues de
baverles
hecho
sufrir toda es--
~b
4
pe~