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~9~

divertidos

en· comer

lo

qu·e

en-

cuentr::tn

en

el

cebo ,

caen

en

el

lazo ; asi nosotros caemos en

las

redes,

que nos tiende

nu~stro ene~

ruigo-,

sin

que podamos

escapar.

¡

O, pobre

natura

1

leza

humana!

Un

débil cebo basta

para entretener->

te,

y

perderte :

un

encanto

pe–

queño basta para

adormecerte:

una frivola

ocupacion

basta para

amodorrarte,

y

quitarte

la

me–

mo ria de Dios ,

y

de sus

terribles

juicios.

Ninguno

de los combidados

<gustara de ·mi

comida.

Esta es

la

sen–

tencia del Juez. Si tan

poca

cosa

:

lo

ha

apartado

delftr·sdn,

¿dónde

hallaremos lagrimas para

llorar

nue tra

ceguera ,

y

flaqueza?

Tal es

la

parabola, que antes

de

ahora havia

Jesu .. Christo em–

pleado '

y

bolvio

a

repetir pocos

dias

antes

de morir. Añadio para

l

Judios

las horrorosas maqui–

n·1

iones ,

que

formaban entre sí

para perderle.

Algunos

mataron

ti

los

Cri?ldos

,

q:ue

los llamaban

al

festin;

y