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divertidos
en· comer
lo
qu·e
en-
cuentr::tn
en
el
cebo ,
caen
en
el
lazo ; asi nosotros caemos en
las
redes,
que nos tiende
nu~stro ene~
ruigo-,
sin
que podamos
escapar.
¡
O, pobre
natura
1
leza
humana!
Un
débil cebo basta
para entretener->
te,
y
perderte :
un
encanto
pe–
queño basta para
adormecerte:
una frivola
ocupacion
basta para
amodorrarte,
y
quitarte
la
me–
mo ria de Dios ,
y
de sus
terribles
juicios.
Ninguno
de los combidados
<gustara de ·mi
comida.
Esta es
la
sen–
tencia del Juez. Si tan
poca
cosa
:
lo
ha
apartado
delftr·sdn,
¿dónde
hallaremos lagrimas para
llorar
nue tra
ceguera ,
y
flaqueza?
Tal es
la
parabola, que antes
de
ahora havia
Jesu .. Christo em–
pleado '
y
bolvio
a
repetir pocos
dias
antes
de morir. Añadio para
l
Judios
las horrorosas maqui–
n·1
iones ,
que
formaban entre sí
para perderle.
Algunos
mataron
ti
los
Cri?ldos
,
q:ue
los llamaban
al
festin;
y