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der divino: con que
ellos
no le
pre–
. guntaban
una cosa tan
clara,
sino
con
intencion maligna.
Con
la
misma intencion
le
pre–
guntaron
otra
vez
¿Hasta quando
Joan.x.
~u.
nos has de tener suspensos
,
y
nos has
de arrancar la
alma
?
Si eres
Christo
din&slo francamente.
Quien les
oye–
ra
hablar
con
tanta
instancia
cree–
ria , que
deseaban saber
de
buena
fé
la ve rdad : pero
la
respuesta
que
les
d io el
S<tl vador
hace ver
lo
con-
Jbi.
_2
5.
trario
:
Os lo digo
,y
no me creeis: sin
embargo,
la¡
obras
que
hago en nom•
bre de mi Padre lo
publican
bastante–
mente,
y
ddn
testimonio de
mi.
Ellos
tenian dos testimonios, el uno el
de la palabra de Jesus ;
y
el se–
gundo, todavia mas fuerte,
el
de
los milagros que obraba. Con que
si
despues
de
estos dos testimonios,
todavia bol
vian
a
preguntar
en
vez de creer ' señal clara de que les
estimulaba algun maligno
espiritu.
La
Verdad
eterna ,
a
quien
consul–
tan con
dafiado
fin , no
tiene
ya
que