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o quiso (;}Ue
conoc1eramos
quaal
malignos ,
y
malhechores son los
Den1onios ,
y
hasta, donde . se·
es~
iende su
perverso
poder ,
siem~
pre que Dios les
da
libertad ,
per~
mitio
que se entraran en el
cuer-
o de unos
cerdos,
y
que se arro-- ·
jaran al Mar. Ah
!
qué
bueno
es
Dios,
y
con quanta pena
castiga
al hombre! No
precisemos
al Sal-
ador
a
que
contra
su
inclinacion
devcargue
sobre nosotros
el efeéto
funesto de
su
ira vengadora.
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f
· D 1 A
X X
l. -
El prodigio de los
prodigios,
el hom–
bre revestido de la
Omnipotencia
1le
Dios,
por
medio de la
oracion,
y
de la
fé.
Matth.
XXI. 21.
2..
2.
Marc.
x1. 22.
24.
·
·
..
Sombrados los
Apostoles
del
repentino efeétoque
hizo
so–
bre
1