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oia estaba embele1ado,
y
f uera
de
si.
P_or esa
razon
se
estaba
J
sus po
el
dia en Jerusalen '
y a
la noche,
en que sus enemigos
huvieran
t e~
nido mas ocasiones de prenderlo,
se salia
de la Ciudad ,
y
se reti
raba
a
Bethania
a
casa
de
sus
Dis–
cipulos ,
á
fin
de
acabar
esta
ulti–
ma
semana ' ·
que era el
tie~po
que su Padre
le havia señalado
para instruirnos ,
y
enseñarnos:
continuando
siempre en hacer
·empleo de
los medios mas
suaves,
tan propios de la Sabiduria Divi·
na ,
y
d~
precauciones
ne~esarias,
y
arbitrios
ordinarios
para
guar–
darse hasta la noche del prencli·
miento.
Veamos , pues ,
ora
se conser·
ve , ora se entregue ,
que
es lo
que
hace por nuestro amor. Se conser–
va
para
acabar
sus
instrucciones,
sin que perdamos, ni
siquiera
una
palabra:
y
se entrega
para ·consu
mar su Sacrificio. ¡O, Jesus
!
yo
o~
adoro en
ambos
a
dos
estados,
y
Oi