.
.
,
3rf
av1a -de
luéhar
·éontra su
suplicio,
contra su Padre,
y
contra
sí mis-
VI
P
.
...,
,- ·
·
d
~
att.
XXVl
rno.
_adre mzo,sz
que1,.._ezs,
sz se pue e.. .
·
p.ero
hcigase
vuestra
voluntad,
y
no
39 •
la mia;,
Observemos
eil
estas
pala~
bras
la
voluntad del
Hijo
en
algun
modo opuesta'
a
la del Padre.
Ver~
dad es que cede :· pero tambien
es
ve.rdad que
la oposicion
real~
mente se
conoce ·,
y
se
manifiesta
al mismo Padre Celestial.
¡
O , Jesus
!
mi
alma
e~ta
tur–
bada de · veros turbado
a
Vos. Si
Vos estais
turbado,
i
a
quien
re•
curriremots
?
¡Turbado ,
y
enfermo
V.os,1
a·
qui~n
exponemos ·
nues–
tra necesidad
;y
nüseúa
!
Sí;
y
en
eso
esta el mysterio. -Jesus
nos
lle–
va dentro de sí , en su
corazon:
ha cargado con nuestras
turbacio.-.
nes ,
y
las lleva en lo
interior
de
su santisima Alma : ha pasado .
a
el nuest ra enfermedad ,
y
por eso
nos fortifica ; lo primero,
con
el
exemplo que nos
da ·;
lo
segundd,
adquiriendooos con ·sus ·
merito~
va~