a es
omenages.
No solamente
derramó
este
nguento precioso
sobre
la
Ca–
b
za de J esus , sino que
tambien
'luebro el bote
de alabastro,
donde
staba metido, dice San
Marcos~
St Cabeza,
y
sus
Pies
destilaban
es–
to admirables unguentos ,
y
que–
do embalsamada toda
la casa.
El
iado o exemplo de
aquellas
santas
Mugeres ha llenado
a
toda la Igle–
ia de buen olor.
Q
uando se
arrimo
la Pecadora
los Pies de Jesos, decian
los
Ju-
dios
·Si
fuera
P ropheta no
se
dexaria
ocar de
esta
Pecodo-ra.
Pero aquí no
e
motej an ,
porque
estas
otras
M
geres se
le arriman,
y
tocan;·
o
porque
jamas
fueron
mugeres
de
mala vida, o porque
yá
hacia
tan-·
to iempo
que
lo havian
sido , que
avian borrado la memoria de sus
p e os con la penitencia que ha–
v·
i
hecho.
Se podian haver vendidQ
estos perfumes en mas de t rescientos
·ncrQs
•
t
p
eciosos
eran ;
tan
gran