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~caecer
entre Tos suyos :
y
dexan-–
rlo
a
nuestra consideración el pon-·
1
derar,
que
castigo
tendran las
ac–
ciones violentas , pues las pala-·
bras
han
de
ser
castigadas
tan
ter–
riblemente!
Pesemos , pues , todas
nuestras
palabras; porque en el soberano
Juicio de Dios han de ser
pesadas
con un rigor tan escrupuloso ,
y
'
severo.
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DI
A
XI
V.
Reconciliacion. \
Id.
2
3.
26.
.pAra
que podamos
comprehen·
der lo mucho que Dios ama
la
paz , oygamos aquel precioso,
y
grande precepto que nos impo-.
oe ; de que nos reconciliemos con
nuestro proximo
antes
de
acercar–
nos
al Altar. Dios
no
admite ·
la
pblacion
que
se
le
hace
con
u·o
.CO•