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tan
ya
blancos,
y
próximos
á
1a
siega
espiritual.
Y el que siega recibe su jornal,
y
junta
el
fruto para la vida eterna,
porque trabajando en esta siega, será re-
compmsado,
para que asi el que siembra,
como el que siega, se alegren juntos.
Porque en estos es verdadero
el
prolo–
quio, que uno es el que siembra ·,
y
otro el que siega. Yo os he embiado
á.
se–
gar lo que vosotros no trabajasteis: otros
trabajaron,
quales fueron los Patriarcas,
y
los Profet,as,
y
vosotros entrasteis e11
sus trabajos.
Muchos Samaritanos de aquella
Ciu–
dad creyeron en
J
esus por la relacion
de la muger, que daba este testimonio:
El me dixo fodas las cosas que he di–
cho. Habiendo pues venido los Sama–
ritanos
á
estar con él,
le pidieron que
se quedase alli :
y
se quedó dos dias.
Y habiendole oído , crey.eron en él
mu·–
chos mas. Y decian
á
la muger: Ya no
ere mos por tu relacion , sino porque
no otros mismos le hemos oído ,
y
sa-–
bemos que verdaderamente es este
el
Salvador del mundo.
D4
Je-