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Salud,
para que alcancen
fa
remision
de sus p cados, por las entr' ñas de la
misericordia de nu
tro D ios, por las
qua}
nos visitó
el Sot de J ust 'cia
que
nace de lo alto ,
del seno
m
·smo del
Eterno Padre,
para
alumbrar
aquellos
que habitan en las tinieblas,
y
en
la
som–
bra de la muerte ,
y
dirigir nuestros
pasos en el camino de la paz (
I) ,
ar–
reglando nuestros afeElos,
y
obras, con-
fonne
á
la 'Verdad, y la justicia
,
que
conduce
á
la paz 'Verdadera de la bien–
awnturanza. Pero, entre tanto que se
cumplen estas promesas magnificas
,
el
infante crecia,
y
se fortalecia en espí–
ritu:
ad lantaba en cuerpo,
y
edad, en
sabiduría,
y
virtud, fortalecido por el
Espíritu Santo que moraba en su al–
ma,
y
habitaba en los desiertos ha ta
el dia, en que debia manifestarse
i
Is–
raél.
(1)
S.Paulin. carm.
'º
Na-