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a~
piratas, los
empleos
p{1lJiicos en manos
de
gent~
.incJpaces ,
la
justicia zozohrdndo en la desorganizacion de
los tribunale ,
y
lo qne es ma estraüo toclavia que ni n–
guna clase por privilegiada que fuese estaba contenta:.
A pesar de todo esto mny pocos eran los que t enia n
tesou para llegar
á
las gradas del trono
á
esponer la ab–
soluta necesidad de una reforma genera l. Y es que todos
estaban Íntim
t
mente convencidos de
la
inutilidad de es–
tender sobre un papel Jos males que nos abrumaban
y;
los medios d e exterminarlos, cuando de nada habian
aprovechado los repetidos movimientos de las Provi n-.
~ias,
los que hubo en Valencia ,
y
el
que se pr0yect6
para el
19
de Marzo del aüo an Lerior en la Coruiia.
E stos movimientos, que eran otras tantas indicaciones
de la voluntad general de la Nacion, ó de la parte mas
sana de ella, no si rvieron mas que para sepultarnos en,
nuevos horrores, para llenar las cárceles,
y
hacer otras.
· nuevas,
(*)
y
para mirarnos todos los espat1ol
como
enemigos enconados los unos de los otros. Aquella dul–
ce confianza que asegura la tranquilidad indi vi.dual en
una sociedad bien cimentada, llegó
á
desaparece r de en–
tre no otros. Si el padre de fam ilias ten ia una disension
doméstica empez.aba
á
recelar que podia ser delatado por
. su esposa ,
ó
por sus mismos hijos por li beral,
ó.
por frac–
mason,
y
á
medida que la desconfianza se iba apodBran–
do de los individuos de la familia, éstos se alejaban del
,punto de la reconciliae1on. Solo un recurso nos queda–
ba en este estado tal) miserable ; el repeler la fuerza con
la fuerza, 'ó determinarse
á
vivir en la s.ervidumb re mas
vergonwsa
y
hum.illanle que ha conocido la Espaüa des–
de que sacudió el
yugo
de los Arabe:s.
La.
injustieia pro–
duce al fin la indepen<l.encia. Esta verdad eterna, que
- ----
(")
En
Va lenci a
habilitaron
el
aí10
pasado
nuevos calabozoll
en el Temrle
por
estar Henos los de la lnqu1siciou.
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