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Pero el Gene ral Batlle supo, est a vez siquiera, inspirarse en
el verdadero p atriotismo. Desatendió la parcialidad y apasiona–
miento partidista de sus amigos, y revistié ndose de la energía
necesaria optó porque se llevaran adelante las negociaciones
de paz, sin interrupcion alguna y en la misma forma y con las
mismas personas que se habian iniciado, y en cuya r ealizaCion
estaban comprometidos su honor y su dignidad como Presi–
dente y como ciudadano.
Continuando la prosecucion de dichos trabajos llegaron el dia
2 de Diciembre á Montevide o lo s Sres. General · D. Lúcas Mo–
reno, Coronel D. Gabriel Palomeque, Dr. Cárlos Ambrosio
Lerena, D. Guillermo Muñoz y D . Bernabé Rivera, cuyos se–
ñores habian sido designa dos por el Agente Confide ncial doc-
»
Pero el Ministro Italiano, desentendié ndosa de nuestra legislacion, pretendía que fuese
admltida una masa de reclamaciones, masó me nos justificadas,
q~e
aparecen presentadas por los
interesados en épocas recientes. Su importe acciende
á
mas de siete millones de pesos;
y
e=.
cuanto
á
la naturaleza de los créditos, basta para dar idea de ellos, el decir que hay
reclama–
ciones que se fundan en canastos de huevos rotos y en pollos muertos.
»
El Gobierno Oriental s; negó, como era natural,
á.
admitir las reclamaciones que no habían
sido presentadas oportunamente; pero manifestó que estaba dispuesto
á
proceder
al
reconoci–
miento de los espedientes presentados dentro de los plazos designados por la ley.
>
Esto bastó para que el Ministro Italiano diese por
terminada su mision y
se retirase
é\
Buenos Aires.
• E l gobierno oriental ha enviado al Sr. Osear Ordeñana, oficial mayor del Ministerio de
Relaciones Exrerioroo, con el e ncargo de transmitir
á
la Legacion de la República todas los
datos, instrucciones y
antecedentes necesarios para que el gobierno italiano forme un juicio
exacto del asunto, y es de esperar que este reciba una solucion satisfactoria.
»
Otra negocio de sumo interés para esta R epública preocupa
tambien sériame nte la opinion
en estos momentos. El Imperio del Brasil, en vista. de las dificu_itades que encontraba la ne–
gociacion de un tratado entre las tres naciones que se aliaron para llevar la guerra al Para–
:UªY y esta última República, ha resuelto negociar por si so
1
o un tratado con
el Paraguay
La opinion se a larmó sobre manera en Buenos Aires al anuncio de esta negociacion. Se ase·
~ró
que el tratado brasilero-paraguayo estaba ya firmado; que el Brasil obtenia por él el ar_
reglo de su
o;
límites en los términos mas ventajosos; que imponia al Paraguay una deuda de
guerra de 360 millones de pesos fuertes; y que constituía además un protectorado sobre aquella
R epública.
»
Despues se ha negado la existencia de algunas de estas estipulaciones; pero subsiste el he–
cho importante que el Plenipotenciario brasilero negocia un tratado separado con e l Paraguay,
y que
á
esta fecha es muy posible que esté ya terminado .
»
Ahora bien-Este hecho, ¿constituye la ruptura de la triple alianza entre e l Brasil la Re–
pública Argentina y la R epública Oriental? Esta es la cuestion que hoy se debate en la prensa
argentina y en la brasilera y en la que toman parte hombres políticos importantes de ambos
paises.
. >
Parece verosimil que esta cuestion se dilucide e n breve en la esfera diplomática;
y
el re–
sultado de la misma determinará la naturaleza de las futuras relaciones del Brasil :con la R ep.ú
1'lica Argentina.
>
Por nuestra pa:te deseamos que esta no olvide la eonsideracion que merece la desgraciada
R epública del Paraguay, víctima de una guerra que la ha postrado y abatido para un largo
periodo.
»