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El 29 permanecí allí.
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Los blancos quisieron tentar tres veces fortuna por distintos puntos, y sa·
lieron mal.
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En una de ellas el Coronel Llanes les llevó una valiente carga, matándoles
é hiriéndoles bastantes hombres y díspersando la gente que cargó.
»
En los otros puntos tambien sufrieron pérdidas.
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Finalmente en ese dia nos dejaron 9 muertos, llevándose 25 ó 30 heridos.
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Despues de esto estan mas
ariscos.
No se acercan.
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En mi marcha de anoche, al son de clarín, no me han querido seguir.
Ayer acampé en ... . y en la tarde me moví y llegué á . . . . donde
permaneceré hasta luego.
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Tu siempre amigo.
Enrique Castro.
»
4
Puntas del Yí, Noviembre 26 de 1871
»
Estimado señor Presidente :
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Comunico á Vd. que el dia 24 al _efectuar mi incorporacion con la co–
lumna del Coronel Castro, en el paso de San Juan del Cordobes, alcancé e
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ejército enemigo á las
10
y
t
de
la
mañana.
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Este formó su linea de batalla demostrando querer pelear y ocultando
una parte de sus fuerzas en los bajos del terreno. Sin embargo, á mí no se
me ocultaba su número, pues por los partes ciertos de los descubridores de
la vanguardia, sabia la incorporacion de Aparicio y Muniz.
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En el acto de vadear el paso de San Juan, tomé las disposiciones de–
bidas y tendí en batalla el ejército de mi mando, que aunque inferior en
número de caballería, no lo es en su disciplina y decision.
»
Al ver el enemigo la actitud decidida que tomó mi línea, inició un mo–
vimiento de retroceso cambiando de frente, como si buscase sacarme á un te·
rreno mas ventajoso para él.
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En vista de esto, puse en movimiento mis columnas, ten.diendo á mi vez
una nueva línea de batalla. Esta operacion la repitió dos veces sin que nun–
ca esperase mi aproximacion, de donde se deduce que trataba de cansar mi
gente y caballada, valido de las numerosas caballadas que él posée.
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Entonces resolví acampar pera dar descanso, pues eran las 3 de la tarde
y desde el toque de diana el ejército estaba á caballo.
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El enemigo se limitó á destacar sobre mi campo simples guerrillas en ob–
servacion, las que eran corridas por nuestros retenes.
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El dia de ayer al salir el sol dejé el campo donde habíamos pernoctado
y me puse en ·movimiento sobre el enemigo, llevando
mi
línea de batalla por
divisiones en columna á distancia de despliegue.
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A los primeros tiros de cañon, los rebeldes retiraron su linea y viendo yo
la imposibilidad de batirme así, puesto que cuando avanzaba mi linea se reti-