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de los enemigos, y dado mas de un susto á muchos de los que
estaban en sus casas d escuidados, entre otros, a l Mayor Britos
y al Capitan Llamas.
El General Manduca Cipriano que v ivía e !1
las inmediacio–
n es de Melo, acude al pueblo al sentir el tiroteo, conviniendo
con Botana y Moreno reunir su gente que andaba franca y
salir en persecu cion d el e n emigo lo mas pronto posible, _con–
siguiendo juntar unos 80 hombres de caballería, que unidos á
los 70 y pico infantes que t e ndría B ellido hacía n un tota l de
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hombres, los cuales salie ron detrás de Fidelis en las primeras
horas de la mañana, encontrándolo á est e, como á las 2 de la
tarde del otro lado d el puente del Chuy.
Fidelis, que indudablemente era un bravo, no escusó el com–
bate, esperándolo á s u enemigo personal Manduca Cipriano,
cuanto lo avistó que pasaba el puente.
Fidelis en seguida trajo una carga r ápida á los revoluciona–
rios, con su gente dividida en dos escalones paralelos . P e ro el
General Manduca Cipriano con la misma rapidez de accion hizo
desplegar en batalla á los infantes, que r ecibieron al enemigo
con una descarga cerrada, haciéndolo v acilar, mientras que él
por un flan co lo cargaba bizarramente con su caballe ría.
El combate no alcanzaría á durar una m edia hora. Acribilla–
das las fuerza s de Fidelis por los infan t es que mandaba el Co–
mandante Bellido y acosados por las la nzas de los soldados de
Manduca Cipriano, d eclarós e e n derrota inmediatame nte, dis–
persándos ele la gente en varias dir ecciones, la que no fué
posible perseguir por falta de caballadas y no servir los mon–
tados.
El Coronel Fidelis d ejó en el campo unos veinte y
tantos
hombres muertos, entre ellos dos ó tres oficiales, y llevando
mas ó menos el mismo número de h e ridos . Además cayó prisio–
n e ro el Comandante Dorneles y varios soldados, que .fueron
puestos en el acto en libertad.
Manduca Cipriano solo tuvo cinco muertos y siete heridos,
entre los cuales se e ncontraba el mismo Manduca Cipriano he–
rido levemente de un lanza zo en una _mano, cuya h e rida se la
hizo personalmente el Coro nel Fidelis, y tambien el Comandan–
te Aparicio.
Esa noche volvió al pueblo de Melo el General Cipriano,
donde fué aclamado por t oda la poblacion, lo mismo que el Co–
mandante Bellido, que entónces era Capitan, y á quien el Ge-