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4-

dos

y

toda la caballada que llevaban. Puedo asegurar á V. S. que con la lec–

cion que los enemigos han recibido en este departamento, ni volverá á sentirse

el mas insignificante grupo de ellos.

>

Para que lo eleve al conocimiento del Superior Gobierno, me es grato

comunicar

á

V. S. que los bravos que me acompañan se han distinguido una

vez mas por su arrojo

y

bravura.

>

Por la tranquilidad del departamento felicito á V. S.

y

demas amigos de esa.

>

Dios guarde á V. S. muchos años.

Fidelis Paez da Silva.

»

Despues de estos pequeños desastres, fué tambien completa–

mente derrotado el General Benitez en la costa del arroyo de

Cardoso, el dia 10 de Enero de 1871.

El General Benitez habia sido nombrado pocos dias antes de

su derrota, Comandante General al Norte del Rio Negro, con el

propósito de reorganizar el ejército del Norte y reunir los dis–

persos de la batalla del Sauce que habian acudido

á

aquel punto.

El dia del desastre, encontrábase acampado con su pequeña

fuerza, que serian poco mas ó menos como 200 hombres de ca–

balleriay oiento y t antos infantes, lo mas ageno

á

que el enemigo

pudiera encontrarse próximo al campamento.

Pero el General Borges que, con la vanguardia del ejército

enemigo, compuesta de mas de mil hombres, entre ellos un ba–

tallon de infanteria seguia la misma direccion que el General

Benitez desde el dia que se separó del General Suarez del

arroyo de Rolon, tenia forzosamente que encontrarse con aque–

llas fuerzas, debido

á

las marchas lentas y descuidadas que

venian haciendo los nacionalistas.

Y así sucedió; habiendo sido descubiertos estos por una par–

tida esploradora que venia al frente de la division del Salto, la

cual marchaba de gran guardia de la vanguardia de Suarez. El

oficial que mandaba aquella partida, tuvo buen cuidado de no

dejarse descubrir del enemigo, enviando parte inmediatamente

á su jefe del hallazgo que habia hecho y m anteniéndose á la es–

pectativa hasta que aquel resolviera lo que debia hacerse. El

Coronel Castro, que era el que venia mandando

á

la division del

Salto, no esperó ni un momento despues de recibir el chasque

para venirse s-obre el General Benitez, á quien tomó tranqui–

lamente en su campamento, sin haberse dado cuenta todavia

de que habia sido descubierto.

La sorpresa que se produjo allí fué horrible.