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q ue c r eia n ecesaria para guarnecer los pueb los ó para p e r e–
g uir á s us enemigos .
L a campaña en u na palabra, era c r uzad a por t od os s us ám–
b itos, indistintamente por nacionalistas y colorados . L os ch o–
q ues entre uno y otros por consiguient e, t e nían q u e ser
inevitable , casi de rigor. Toda la r epública ard ía n uevamente
en la gue rra entre hermano , habie ndo recr udecido más y má
e n vez de declina r, n o ob tante las n egociacion es d e paz q ue se
entab la r on en esa época, segun lo v e r e mos e n los cap ítulos si–
g ui en tes .
L os primeros hechos de armas fuero n fatales par a lo r evo
lucionarios. Par ecía q ue su estrella t an fe liz h ast a el itio de
Mon tev ideo, se hubiera eclipsado desde la der rot a del a uce.
El p rimero d e estos desastr es lo inaugur ó el Coma ndante
E ch evarria, q u e e n la madrugad a del 31 de Diciemb r e con ci en ·
to y t antos h omb r es d e caballe ría , atacó e l pueblo d e l S alto,
mandad o p or el Coron el Alcia t u ri, s iendo r ech azado p or éste
que se a cantonó eo la Comandan cia con to das las fu e rzas d e
infante ria que componía n la g ua rnic ion.
Y p oste riorme nte, p e r seguido E ch evarria p or los Corone les
Fren edoso y Fidelis, separ a d amente, q u e se e n contrab an con
fu erzas dobles al e nemigo en el d epartame nto cua ndo el ataqu e
d el Salto, fué sor p r end ido sucesivamente l os dias 3 y 5 d e Enero
p or a q uellos j efes y d e rrotado completamente .
H é aquí los partes oficiales pasad os con m otivo d e est as de–
rrotas; los c ua les si bie n en cierra n alg unas exagerac iones, son
v erdad er os en s u mayor p a rte; n o v ali endo la p e na r efuta rlos,
t r atándose d e hechos par ciales é insig nificantes s in impor tan cia
alg una para la crónica gen e r al d e la rev olucion:
«
Salto, Diciembre 3
I
de 1870.
>
Á
S. E .
el
señor Ministro de la Gul!r ra, Coronel D . T rifon Ordoñez.
>
P ongo en conocimiento de V. E. que hoy á las 4
y
-~
d e la mañana ,
fué atacada esta ciudad por una fuerza enemiga de ciento y pico de h ombres
de caballeria, los cuales fueron rechazados p rimero en esta Comandancia por
las fuerzas de la guarnicion, y en seguida batida h asta mas allá de los subur–
bios por un piquete de 50 hombres de infan tería á órdenes del infrascripto ·
>
L a falta de caballería h a p rivado de que dich os enemigos recibieran un
ejemplar castigo.
>
Llevan, sin embargo, algunos heridos, y h asta este momento no tengo
conocimiento del número de éstos, ó muertos que hayan dejado ocultos en su
tránsito.