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preservada del doble peligro de cargarla y fl anquearla el enemigo mientras su

reserva la abandonaba.

• La caballería enemiga desde su primer prueba en la derecha, empezó una

série de movimientos por flanco y retaguardia con fuerzas mas que dobles á

las nuestras, reducidas ya á

I 300

ó

140 0

soldados de caballería, y era preciso

h acer frente y variar l'l línea sin aventurar la c:iballeria mas allá de donde

nuestros infa ntes la podian sostener con sus fuegos contra las triples ó cua–

druples fuerzas enemigas.

• La artillería jugaba perfectamente, pero no !tenia mas de

140

tiros, y

disparando desde las

I 1

de la mañana, las municiones estaban casi agotadas;

cuanqo

s~

· tiraron

130

tiros, se reservaban

10

ti ros! ¡Que refuerzo! Las mu–

niciones de fusil

mis.mo

no escaseaban, pern se hacia preciso economizad as,

porque la batalla continuaba sin término, en

presenc~a

de un enemigo que

conservaba su línea al frente,

y

aunque no

avan~aba,

se conservaba con sus

·caballerías acobardadas c;le venir sobre nuestra línea,. pero presentes y al pa–

recer dispuestas á esperar el momento en que se nos pudiera abrumar con

su número, lejo; de nuestra infantería y artillería que, con la caballería, ha•

bian proclamado ya la -¡ictoria, \IÍvando al Gobierno y á los vencedores en

medio de los acordes de las músicas militares; pero la verdad es que las mu–

nÍ\:Íones se estaban

~gotando

unas y otras,

ó

estaban totalmente agotadas; nos

faltaban

600

ó

700

h ombres dé caballería y toda la caballada, incluso la de

la infantería, que disparó ensillada, arrastrada por las reservas en su dispa–

rada, mientTas el enemigo estaba al frente con doble número, acobardados,

pero hechos y aptos para caernos en cualquier momento de pánico ó del si–

lencio de la infantería y artillería que, tan limitada como era en su número,

constituía el terror del enemigo, é infundía la confianza y el aliento en nues–

tra disminuta y cércenada caballería.

La infanteria era la piedra angular .

• En este estado, en cierto modo, de incertidumbre, por razon de las mu–

niciones de la artillería é infantería que desde horas estaban tirando sobre

grande estension de la línea enemiga, un parlamento se anunció.

»

Hasta aquí la correspondencia: h emos dejado hablar á su

autor sin hacerle ninguna observacion; p ero ahora que ha

t erminado vamos

á

r ectificar algunos puntos, dejando lo demas

como verídico de su r elacion.

No es cierto que las fuerzas r evolucionarias estuvieron acobar–

dadas de las fuerzas enemigas. Cuando dispararon sus reservas

y fueron derrotadas la mayor parte de s us caballerias, hasta la

misma division Paysandú que tan valiente s e mostró, ganando

el resto de ellas los cuadros de infanteria: cuando sucedió todo

esto, se les tomó el parque y todas las caballadas, refujiándose

las infanterias y artilleria y la poca caballeria que les quedó en

el establecimiento del Sr. Duvvay y sus adyacencias, formando