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• En esta disposicion, dice una correspond¡mcia del
ejército gubemista,
á la cual dejamos la palabra para que nos describa esta batalla, los enemigos
trajeron una primer violentísima carga á nuestra derecha, procurando flanquear
al mismo tiempo la izquierda.
Serian como las once de la mafiana.
• Los sanduceros
esperaron serenos y arremetieron violentos
á
su vez,
encontrándose ambas líneas con furia igual. Es indecible lo que
allí
sucedió
rechinando lanzas contra lanzas, sable contra sablEt, sin dispararse un tiro mas. (
I)
• En este instante solemne y atroz de la derecha
triunfante, hiélasele la
sangre de Montero
semi-flanqueado,
jefe de la reserva de
300
hombres y
huye despavorido con ella sin tirar un tiro,
abandonando
la proteccion que
estaba obligado á dar en aquella ocasiou gloriosa para otro que no hubiera
sido
él.
• Nuestra derecha domina al fin, vence
y
persigue un instante á la caballería
enemiga, pero se encuentra sin proteccion, con su reserva en fuga
y
hace alto
volviendo á ocupar su linea de batalla por órden del general en
jefe, qne
está dominando otro conflicto en la izquierda
flanqueada,
á
quien su reserva
tambien flanqueada ha dejado plantada: al insigne Tolosa se le aflojó como á
Montero la barriga, huyendo como un gamo con toda la reserva, obligando á
Martinez
á
ganar peleando con
toda la caballería del Salto el costado de la
infantería, en preservacion del ataque enemigo y del pánico del amigo, en
presencia de las reservas idas ambas de arriba cuando el enemigo flanqueaba
y
cargaban de frente.
• Es en este momento crítico en que el alentado General Caraballo tomó
un escuadron (de Ramos) y procura constituirse en reserva en el conflicto de
las caballerías del Salto
y
lo envuelve el enemigo, lo conocen, lo estrechan, y
cuando ya le habían recostado una lanza en las caderas, lo salva un soldado
asestando un tiro en la nuca al lancero enemigo.
• La izquierda se babia salvado, la derecha
ven~dora
y el centro firme, sin
que el enemigo se le animara, merced á la dura esperiencia de Severioo y á los
terribles fuegos que de esta vez hacia nuestra infantería y artillería en proteccion
de la caballería. La infantería enemiga ni intentó venir sobre la nuestra limi–
tándose á desplegar guerrillas y conservándose echada en tierra.
• Intertanto,
600
ó
700
hombres que constituían las reservas habian desapa–
recido sin tirar un tiro, moralizando al enemigo y desmoralizándose nuestra
linea, que, sin embargo, salva la caballería del Salto que estaba sobre la infan–
tería, se conservaba firme y muy alentada por la insigne proeza de la derecha y
por la presencia resuelta de la infantería y artillería que
la
protegla con sus fuer–
zas y
con~rvaba
á
la
Salteña en su seno, alentada
tambien una vez que fué
(1)
Es
exactísimo esto; en ningun comllate
se
portaron mejor las caballerías del gobierno que
"" la batalill del Corralito:
á
la di,•ision del Coronel Caraballo tres veces
la
car¡ó el Coronel Fer–
rer, y tres
veces se
cntreveraroo, consiguiéndolo doblar recien
á
la
tercera carga, y aun
asi
debi·
do en mucha parte
á
haberle entrado por un flanco el ColJOnel Mena con su
escuadron de ca–
b:illeria.
(Nota ¡/e/ autor).