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...

No.

hay ditdii ·de 'que, en nn corto número de

año~,

una paPI"

conf!I,Ierahle del comercio de exportacion é importacion de Chile, de

Bo1ivia y ano del Perú, tendrá á Buenos Aires como plaz11. centrál,

porque la República Argentina no satisfecha aún con sus grandes

ríes

y

·é&r'rientes, poco explorados' hasta ahora, establece ferro-oar–

riles que no Holamcnte se extenderán hasta las fronteras del pala,

sino tambien al través de los Andes, para juntarse con los de Chile,

creando asl una vía ferrea entre la embocadura del Plata y Valpa–

raiso, el puerto mas considerable de la costa occidental. A este efecto,

el Gobierno Argentino ha entrado ya en relacion con

empr~sas

constructoras, y ha suscripto

lo~

contratos; las vías están ya tr:1zadaa,

y por consiguiente, puede esperarse con toda seguridad que dentro ·

de cinco ó seis años el

ferro-car·ril trasandino-inte•·ocetíuico

Pstará

abierto

á

la explotacion; y aunque las mercanclas gruesas preferirán

probablemente la via acuática del Estrecho de

Magall~nes,

loa via–

jeros y las mercancías finas procedentes de Chile y del Perú 6 des–

tinadas á estas Rep6blicas, pasarán entónces por la vía <le Huenoa

Aires.

En proporcion, la República Argentina ha sido poco explerada

a6n; su importancia no se ha rllconocido sufioienterutmte, pcrfl todd

ello no es mas que una consecuencia lógica de

Sil

pasado polltico.

J.os

paises llamados hoy • Repúblicas Platenses" es dedr, la• Repú–

blicas del Paraguay, Uruguay y Argentina, formaban en otro tiempo,

junto con la parte .de Bolivia, el vireinato Espaüol de Bueno•

Aire~,

gimiendo bajo

el

yugo colonill.l.mas de tres siglos, -des,]c sn descu–

brimiento hasta su

in~ependencia,

conquistada con tantos sal'rilicios.

J,a tarea principal de la administracion de

la

Corona se había ra<lucido

á

aislar material y espu·itualinente estos ricos y

exten~os

paises,

reinando, d<Osde

el

primero.

ha~ta

el 6ltimo momento, un

sigt~ma

mi–

nucioso y vigilunte,

Cli)'O

único fin oonsistla en

mant~m·r

aquel aisla·

miento. Los habitantes

~

.. las colonias

bisp11no-americana~

no podían

entrar en relaciones comerciales ni con el extranjero, ni l'Oil las •lemás

colonias. El gobierno de la ml\dre-¡>átria vendía el monopolio de la

importacion á algunos traficantes españoles, y n#satisfccho aún con

esto, llegó. bRSta.prohibir la exportacion durante lar¡:ea aiios. El

mismo

gobi~rno

hasta indicaba lo que sus po!csiooe• <le IJltramar

debían produOii, sin tomar en cuentl\ las relaciones d<·l dima 6 del

suelo. Tal provincia no tenia libertad de plant11r tabaco- ni aún para

el consumo del mismo cultivador-á tal otra se le prohibía el •·nltivo

del azúcar, á otra el del algodon, á una cuarta el del

raf~, -

rn una

palabra, la España trataba más aún de oprimÍI' que de sa<·ar pr.,ve–

cho de sus coloniae.

Cuando á fines del siglo XVIII la España atloptó una politica

mas liberal para' con ellas, se permitió al virei¡lato t1e B1bnos

Air~s,

qne acababa de establecerse, que cargase anualment<O dos buques,

sólo dos, de cien toneladas cada uno, con los productes de

KUS