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santes. Significa, por lo menos, que hay clima cultural pra–

I>icio \para posteriores realizaciones cle caracter positivo. Y

esto, a decir verdad, resulta favorable para un país de emo–

ciones tan fugaces en cuanto a considerar al indio corr¡o de–

be considerársele: como a hombre distanciado de la socie–

dad que anda provista de elementos, de cultura, como a in–

dividuos en retraso porque, quizás culpablemente, nosotros

no nos preocupamos de ayudarlo en su camino.

En el Día del Indio, conviene meditar patrióticamente

en el porvenir del Ecuador cua11do toda su masa indígena,

todas

su~

razas y pueblos, t odos sus hombres puedan apor–

tar con amor y devoción la actividad creadora de su cere–

bro y sus músculos en beneficio de la Nación ecuatoriana.

Pero es preciso alistarse para la gestión de ese mismo por–

venir, porque el mañana social es siempre el resultado de

lo que ahora hacemos y realizamos. En el devenir de los

puebles hay siempre un proceso de causalidad fecunda, y

es tanto más

ef~ciénte

el e:Jiecto que el desarr

ollo

colectivo~

supone cuanto más profunda sea la acción

mejoramie.ll'

-- –

to, de dignificación humana, de preparacién integral de: lbs

grupos sociales para el rol que asumirán mañana. Bien• se

echará de ver la obligación que al Estado le corresponde en .. .

esta tarea, puesto que él debe ser guía y debe ser el supre- -

mo responsable de las_actividades oue los pueblos to_men.

El!L

su captación de porvenir.

El Ministerio. de Previsión, consciente de sus

imperati~

vos fundamentales en cuanto significa la realidad de una

obr¡:¡, en beneficio de los pueblos indígenas de nuestro país,

inicia ya su obra que la reconoce grande y profusa de difi–

cultades. Con este fin, se expidió recientemente eL Deere–

511

bis, de dos del presente mes, por el cual se sien–

tan las bases para la creación de un Departamento de Asun–

tos Indígenas, como indispensable organismo administrati –

vo .en el que han de centralizarse datos, informaciones y es–

tudios referentes a la vida

realidades de la población in–

dígena del Ecuador

en general de su vasta y compleja po–

blac-ión campesina nacional. El texto de aquel Decreto llll<?