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marca, hasta el sábado veintiocho de marzo del mismo año que llegó
a Huánuco Viejo.
F ué ésta la primera vez que los españoles conocieron esa región,
gobernada por el curaca Pumagan'chis. Los historiadores de la conquis–
ta Francisco Jerez, Pedro Sancho
y
Miguel Estete manifiestan las con–
diciones de Huánuco Viejo ' 'donde caen muchas nieves", "elevado
y
frío", "con una bajada malísima por el camino que mira a Cajamarca",
que no podían
impTesionar
favorablemente a los expedicionarios,
quie~
nes en el largo recorrido del viaje, habían visto otros sitios mejor
do~
tados para la fundación de ciudades.
Con las informacwnes r::.cibidas de la expedición, Francisco Pi–
zarra reconocería que cualquier fundación en Huánuco Viejo tendría
que ser de las llamadas " fundación provisional", sin la posibilidad de
convertirse en "de-finitiva", según las leyes y ordenanzas de Carlos V,
del año mil quinientos veinte
y
tres,
y
de Felipe 11,
y
la cédula de mil
quinientos veinte
y
nueve qlJ,e obtuvo Pizarra de la capitulación de T o–
ledo, que prescribían los requisitos
y
formalidades indispensables.
Aquellas disposiciones precisaban que "los sitios para. la funda–
ción, deberían estar cerca de los ríos" y que se prefiriera "la ribera
donde saliendo el Sol, dé primero en el pueblo que en el agua"; que
··esos sitios no estuvieran suietos a nieblas"; que "hubieran materia–
les Jar.a las construcciones de edificios,
y
leña, tierras de labranza
y
cultura"; que ,
'el
clüna no fuera muy alto'',
y
que "el agua pudiera
fácilmente conducirse a la población".
Transcurridos cinco años de la expedición de Hernando .Piza–
rro, qu.e se ha reseñado, tuvo lugar la batalla de las Salinas, cerca del
Cuzco, el seis d.,e abril de m il quinientos treintiocho, en la cual el pri–
mer explorador español de Huánuco Viejo, Hernando Pizarra, derro–
tó
al Mariscal Diego de A lmagro y lo
ejecu~ó.
Por esta medida extre–
ma, .se temió fundadamente que los almagristas de conocida actuación
eh
contra de los Pizarra, reaccionaran con los elementos de que dis–
ponían entre españoles
y
naturales. Francisco Pizarra tavo que cons–
tituirse en el Cuzco para conj urar el peligro
y,
además de otros pro–
cedimientos conciliatorios, optó 1)or el alejamiento de los destacados
almagrístas Alonso de A lvarado, Alonso Mercadillo, Pedro Vergara,
Pedro de Candia, el griego, que llegó a ser Alcalde del Cuzco,
y
Gó–
mez de Alvarado, Maestre de Campo del conquistador
Di~go
de Al–
magro
y
su albacea testamentario.
Gómez de Alvarado era hermano del Adelantado Pedro de Al–
varado
y
tío de Alonso de Ah,arado, todos ellos almagristas recalci–
trantes
y
de importante fo ja de servicios en México, Quito
y el
Perú.