COSi\JE D':\RRIGO
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Ahora bi en ; está fucnt ele toda eluda, el e que la
chh al la (c ha la ) y las hojas secas el e mai z, era n el ma–
terial pr efe rid o pa r a la edificac ión ele casas en el ako;
y
cuando en este sistema ele t rabajo
in te1·viene
un
nuevo elemento, o sea la luma, desaparece un a
cos–
tum bre, que exp li ca, muy a las cl a ras .
ele
que
la
chhalla
era el mate ri al 'solicitado
con
in sistencia, y
qu e, siénd o lo, a s í, en su cu ltivo estaba asegu r ado el
sustento :
y,
po r otr a parte. esa costumbre d e los r
g-–
nico las a que hago ¡·efe t·encia, demues tra el e qu e los
primitivos mor ado r es del Ca ll ao . fue r o n
indio s que
bajar on a la costa hu yendo d el látigo d el conquista–
d or;
y
si es t o no fuer a sufi ciente pa r a senta r esa po–
sibil idad como caso verifi cado : en la
psico logía de l
serra no
y
d el cha laco hay a lgo el e común: la ten¡u e–
cl a cl, u otro elato descubre su afinid ad: la r elat iva ca–
r encia el e la id ea d el peligro. E l indi o trepa mo n tes
abruptos
y
el ab ismo q ue a su s pies se a br e, ni le a–
trae n i le r echa za ; el cha laco,
si es pescador, acos–
tumbrado como es tá a los ma los ti empos, excluye ele
su s especta ti vas d e traba jo, la icl eéc el e fracaso: es ter–
co como el serran o
y
esa mi sma t erqu edad hace qu e
desp r ecie el peli gro.
La costumb t·e a que a ludí en párrafos anteri or es.
consistía en un juego que se po ní a en u so en ti empo
el e cosecha el e maíz. Su o bi eto era encontra r una ma–
zo r ca blan ca con un sólo g ra no mor a do o negr o, y
mezclada con otra s mazo rcas, darla a l di simul o a o–
tt·a persona am iga : y si ésta lo r ec ibía sin caer en la
cuenta , el dona nte g rit aba
misha:
¡gané!,
y
quedaba
obli gado a hacerle un r egalo el e a lg ún manj a r pr e–
ciado. a l vencido .
Tal juego, refiere la trad ición que
desapar eció.
y
que, anclando los sig los, la agri cu ltura, pero pre–
fe r entemente la pesca, eran las úni cas preocupaci o–
ne s ele los a ntiguos pobladore s del Call ao.