del camino a San José. A 50 km. de Apolo,
quedan restos de construcciones incaicas.
Los buscadores de "tapados" o tesoros, pu–
dieron encontrar vasijas y otros objetos de
alfarería en el lugar denominado
Cuchi–
guani.
Avanzando por la misma ruta 30
km. más, es todavía posible observar blo-
Vista panorámica de la población de Santa Cruz
del Valle Ameno.
ques de piedra con que estaban construídas
las fortalezas de los expedicionarios que–
chuas, probablemente del tiempo de Inca
Yupanqui. Pero nadie ha practicado estu–
dios serios en esos lugares.
TRADICIONES, LEYENDAS, SUPERSTICIONES
Desde tiempos lejanos se afirma que el
nombre de Apolobamba proviene de "Pu–
lupampa", palabra que, según algunos,
equivale en quechua a "pampa de los po–
ros", en razón de que allí se daban estas
cucurbitáceas. También se sostiene que
~'pul
u", en lengua
lapa-lapa
o
lapacho,
que
hablaban los
leeos,
significa tigre, de
donde resultaría que el significado de "Pu–
lupampa" es pampa de los tigres.
En cuanto a
Pelechuco
parece ser una
corrupción de "Pfuyo-cuchu", que, en que–
chua, quiere decir "rincón de las nubes",
por lo nebuloso que es el lugar.
Madidi,
nombre
de
un río importante, es
el
de
una hormiga negra. El del río
Tuiche,
viene de un pajarillo que así se llama.
Chipilusani,
la serranía en cuya falda
se
encuentra Apolo, significa, en
lapacho,
''cerro de plata" y ahora mismo hay gente
que llama "chipilo" a las monedas.
Quedan todavía, en Apolo y Atén, mu–
chos lugares que conservan nombres de
origen lapacho. Eran los ríos que transmi–
tían su respectiva denominación a las tie.
rras aledañas. Todo río
se
llamaba "huara''
y es así que hay ríos y lugares con estos
~ombres:
Y
alihuara,
M
inihuara,
M
ulihua–
ra, Liturhuara, Sipuhuara, Huaratumo,
etc., etc.
LEYENDAS
Cuentan que en ciertas lagunas de Apolo
y Santa Cruz del Valle Ameno y en los po–
zos profundos de los ríos, había un ser
sobrenatural que salía solamente en noches
lóbregas y, dando unos silbidos, atraía a
los caminantes solitarios para atraparlos y
sumergirlos
en
las aguas. Otras veces,
cuando una persona se bañaba sola en al–
gún pozo aislado, sin tomar la precaución
de ingerir tres sorbos de agua o de extraer
una piedra y asentarla sobre su ropa, la
W
acka
-una especie de hado maléfico- , le
enredaba los pies para que no pudiera na–
dar y hacíalo desaparecer.
En la selva es todavía corriente el mito
del
Pahi.
Creen los indios que éste es el
dios de los bosques, a quien se le debe pa–
gar tributo para no caer en desgracia. Vive
bajo la forma de un bejuco indeterminado,
y quienes no le ofrecieron nada al internar–
se en el bosque pierden repentinamente el
sentido
de
la orientación y quedan conde–
nados a vagar sin rumbo hasta perecer.
Pahi
es también dueño
de
todos los anima–
les silvestres, que no pueden ser impune–
mente cazados sin pedirle, siquiera mental–
mente, el indispensable permiso; no hacién–
dolo, se. descompone el arma, o falla la
puntería, o el cazador es víctima de grave
accidente. Suele ser motivo
de
mucha con–
trariedad el matar animales que tienen
alguná cicatriz en la piel,
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despuntada la
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