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PARTE SOCIOLóGICA

RUINAS Y RESTOS ANTIGUOS

Calacoto, cantón muy antiguo de la pro–

vincia, está al pie de una colina, donde se

alzan aún gigantescos

chullpares,

corres–

pondientes sin duda alguna a los habitan–

tes del período preincásico. Se hacen in–

vestigaciones sobre los restos encontrados,

-que parecen corresponder a una antigüe-

-dad de cerca de 2.000 años.

También existen

chullpares,

en gran nú–

mero, en el camino de Caquingora a Ca–

llapa, algunos completamente desgastados

por la acción del tiempo. Asimismo,

tihua–

nas

prehistóricas, muy próximas al pueblo

de Rosario en la estación Gral. Camacho.

Pero Ulloma es, sin duda, el punto de

mayor importancia en este orden. Con Ta–

rija, como ya se dijo, constituyen los yaci–

mientos de fósiles más importantes de

:Bolivia. No se ha hecho propiamente una

investigación paleontológica ordenada y

metódica en dicho pueblo; pero es seguro

-que en caso de hacersela, tendríamos ver–

daderas revelaciones en materia de fósiles

prediluvianos.

TRADICIONES, LEYENDAS Y SUPERSTICIONES

Viejas tradiciones de la provincia Paca–

jes, narran la historia del valeroso jefe ai–

mara

Tacuilla,

que gobernó el país mucho

.antes de la dominación incásica · el cual

'

'

junto a un jefe de los umasuyus llamado

Makuri,

habría sido el caudillo de la re–

sistencia aimara a la conquista quechua.

Ya hemos mencionado la voz de la tradi–

ción acerca de su expedición a la costa del

Pacífico y la forma cómo importara los

.urus

sus prisioneros de guerra.

Otra tradición asegura que el cerro de–

nominado "El Loco", cerca de

Comanche,

es un lugar encantado, y que nadie puede

pasar la noche entre sus rocas, porque las

pueblan tenebrosos fantasmas, los

anchan–

c~oa

y otros seres malignos. Cuéntase que,

cierta vez, un minero, se detuvo en sus pro-

. ximidades, desafiando el embrujo. Fué en–

contrado loco al día siguiente, cerca de Co–

manche. Sus rocas sombrías, siempre se

ven cubiertas por aves de rapiña.

Otra tradición, cuenta que las campanas

de la iglesia de Caquingora están encanta–

das. Se escucha el eco de su . tañido más

allá de Corocoro, cerca del río

Mauri.

Un

sacerdote devoto, según dicen, convertido

en santo, agita los badajos todos los días,

cerca del anochecer.

Las célebres minas de

Coroco~o,

tienen

la necesidad de la

tinca,

ofrecimiento que

se acostumbra hacer ceremoniosamente en

los días del Carnaval. Sus

achachillas,

tro–

zos de metal, son cuidadosamente arregla–

dos los días del Carnaval. Cierta vez -cuen–

tan las tradiciones- un minero, pateó una de

estas piedras, se internó en la mina, y no

se le vió más en la superficie.

MANIFESTACIONES DiEL ESPíRITU RELIGIOSO

Como toda región minera, Corocoro sien–

te un hondo fervor religioso. Los mineros

tienen sus fiestas religiosas, para cuya cele–

bración aportan todos sus ahorros. Es de

especial devoción una imagen famosa,

el

Señor de Huallatiri.

Cada año, un

pasante

toma a su cargo los festejos. Y antes de todo

trabajo, los mineros rezan devotamente a

CALAOOTO

(Pacajes).

Puente de "La Concordia" sobre

el río Desaguadero, en el camino troncal La Paz·

Charaña, a los veinte kilómetros de Corocoro.

(Cortesía del Sr. A. Guillén).

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